El club compuesto por Francia, Alemania, Reino Unido, Italia, Estados Unidos, Canadá y Japón, acordó fijar el precio máximo de productos «prémium» como el diésel ruso en 100 dólares por barril y en 45 dólares en el caso de otros derivados.
Según un comunicado conjunto, las nuevas medidas entrarán en vigor este domingo, pero el acuerdo contempla un periodo de gracia que permitirá excepciones para las transacciones que incluyan productos derivados del petróleo ruso que hayan sido cargados en buques de transporte antes de este domingo.
Según el G7, los objetivos de la medida son evitar que Rusia se beneficie del conflicto en Ucrania, apoyar la estabilidad en los mercados energéticos mundiales y minimizar los efectos económicos negativos de la guerra en el este de Europa, detalló el comunicado.
Sin embargo, varios expertos alertaron sobre las consecuencias de la guerra económica contra Rusia para el resto del mundo, especialmente para las personas más pobres y los países en vías de desarrollo.
Entidades como la Organización Mundial del Comercio llamaron a evitar interrupciones en las cadenas de flujo y limitaciones al comercio internacional, pero fueron ignoradas.
A mediados de esta semana, los miembros de la Unión Europea informaron sobre un convenio similar para fijar topes al precio del diésel y otros combustibles provenientes del gigante euroasiático.
Esto se suma al tope máximo de 60 dólares por barril para el crudo ruso colegiado anteriormente.
Frente a esta situación, Rusia advirtió que el embargo a las importaciones de derivados de crudo de su país por parte de la UE alterará aún más los mercados mundiales de hidrocarburos.
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