Macron dio la bienvenida, junto a su esposa Brigitte, a Merkel, en su primera visita a la residencia veraniega ubicada en la paradisiaca Costa Azul del Mediterráneo, donde no era acogido un canciller alemán desde 1995, cuando François Mitterrand invitó a Helmut Kohl.
Además de conversaciones, que el Palacio del Elíseo consideró «una oportunidad de tratar a fondo los temas, con toda confianza y confidencialidad», los líderes realizarán una cena de trabajo y declaraciones a la prensa.
Entre los asuntos sobre la mesa para la reunión, destacan el rebrote de la Covid-19 y el plan de relanzamiento europeo por 750 mil millones de euros, acordado hace un mes en medio de duras negociaciones, en las que Macron y Merkel enfrentaron la oposición de países del norte del continente.
También figuran las tensiones con Turquía en el Mediterráneo, en las cuales no hay mucha coincidencia entre París y Berlín, diferencias agravadas tras la decisión gala de reforzar su presencia militar en la región ante el conflicto territorial entre Ankara y Grecia.
El escenario libanés, marcado por protestas y los efectos de las devastadoras explosiones del 4 de agosto, el Brexit y los vínculos con el Reino Unido, el golpe de Estado en Mali y la cruzada occidental para impedir que Alexander Lukashenko siga en el poder en Belarús, serían igualmente cuestiones a analizar.
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