Entre los sentimientos que evoca la actual situación del bioma, lo que más apareció fue la tristeza (24 por ciento), seguida de la indignación (17), la esperanza (17) y el miedo (11).
Para la encuesta se escucharon a mil 200 personas mayores de 18 años en todas las regiones del país, de ambos sexos, con diferentes grupos de edad e ingresos.
Además, se atendió a 300 personas más, específicamente de los estados que cubren la Amazonia Legal.
Respecto a la importancia del bosque, un 37 por ciento dijo considerar la región como el «pulmón del mundo», es decir, fundamental para mantener la calidad del aire.
Mientras que un 35 por ciento opinó que resulta «la mayor riqueza natural de Brasil» y un 12 estimó que el bioma es estratégico para «mantener el equilibrio del clima».
La quema y la deforestación son el mayor problema que enfrenta el bosque en opinión del 44 por ciento de los brasileños.
También la minería ilegal, la apropiación de tierras y el tráfico de drogas y armas fueron identificados por un 12 por ciento de la población como los mayores desafíos para la preservación de los bosques y la biodiversidad.
La deforestación aumentó en los últimos años, en opinión del 77 por ciento de la encuestados, mientras que un 14 cree que la tasa de tala sigue siendo la misma.
Por su parte la extracción de madera es la mayor causa de deforestación en el criterio del 48 por ciento, seguida de la apropiación de tierras (14), la ganadería (11) y la minería ilegal (11).
Entre las preocupaciones que genera la tala de bosques, un 34 por ciento señaló la pérdida de biodiversidad, con la muerte de especies animales y vegetales. Para un 25, la deforestación impulsa el cambio climático y el calentamiento global.
Según expertos, el crecimiento ininterrumpido de la destrucción, que comenzó en los primeros meses del gobierno del presidente ultraderechista Jair Bolsonaro, no se detuvo ni siquiera con la propaganda de la presencia del Ejército en la Amazonia.
Brasil enfrenta una fuerte presión internacional, que incluye amenazas y la fuga de inversiones. El gobierno de Bolsonaro hasta ahora no ha presentado acciones concretas para frenar la desolación en la mayor selva tropical del mundo.
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