Muchos son los menores en riesgo de contraer enfermedades como como la difteria, el sarampión y la poliomielitis, tanto en países ricos como pobres, por la paralización o decrecimiento de las coberturas de vacunación, atención primaria de salud o especializada y por el cierre de instalaciones hospitalarias o dedicarse solo al enfrentamiento de la pandemia.
Una reciente advertencia de la Organización Mundial de la Salud, Unicef, el Banco Mundial y la División de Población del Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de las Naciones Unidas plantea la preocupante situación generada por la Covid-19, enfermedad que ha trastornado a la humanidad.
Incluso cuando los servicios están disponibles, las personas no pueden acceder a ellos debido a la renuencia a abandonar el hogar, las interrupciones en el transporte, las dificultades económicas, las restricciones de movimiento o el temor a quedar expuestas a personas contagiadas.
Muchos trabajadores de la salud tampoco pueden acceder a ellos debido a las restricciones en los viajes o a la reasignación a tareas de respuesta a la Covid-19, así como a la falta de equipos de protección.
La realidad es que la pandemia podría anular décadas de progresos para poner fin a las muertes infantiles, según alertan esos organismos, porque lo cierto es que más de la mitad de los decesos en menores de cinco años se deben a enfermedades prevenibles y tratables mediante intervenciones simples y asequibles.
Por eso es imprescindible no abandonar el fortalecimiento de los sistemas de salud para que todos los niños accedan a ellos, lo cual salvará la vida de muchos pequeños, es el llamado de la OMS y la Unicef.
Cifras encienden las luces rojas
El número mundial de muertes de menores de cinco años alcanzó el nivel más bajo registrado al disminuir de los 12,5 millones de 1990 a 5,2 millones en 2019, según las estimaciones de mortalidad, sin embargo, la aparición y propagación del nuevo coronavirus podría echar por tierra décadas de avances conseguidos con mucho esfuerzo.
«La comunidad mundial ha avanzado tanto hacia la eliminación de las muertes infantiles prevenibles que no podemos permitir que la pandemia de la Covid-19 nos frene», afirmó Henrietta Fore, directora ejecutiva de Unicef.
«Los niños que no pueden acceder a los servicios de salud debido a la sobrecarga del sistema, o las mujeres que temen dar a luz en el hospital por miedo a infectarse, se convierten también en víctimas de la Covid-19».
«Si no se invierte cuanto antes en reanudar los sistemas y los servicios de salud que se han interrumpido, millones de niños menores de cinco años, y sobre todo los recién nacidos, podrían morir», sentenció.
En el transcurso de los últimos 30 años, los servicios de salud destinados a prevenir o tratar las causas de las muertes infantiles (partos prematuros, insuficiencia ponderal al nacer, complicaciones durante el parto, sepsis neonatal, neumonía, diarrea y malaria), así como las vacunas, han sido decisivos para salvar la vida de muchos pequeños
Una investigación de la Unicef en 77 países reveló que en casi un 68 por ciento de los países se notificó al menos alguna interrupción en los reconocimientos médicos de los niños y en los servicios de inmunización.
Además, en un 63 por ciento de las naciones se registraron la no realización de exámenes prenatales, un porcentaje que se situó en el 59 por ciento en el caso de la atención posnatal.
Por su parte, la OMS reportó que en un 52 por ciento de los países se notificaron alteraciones en los servicios de la salud para los niños que padecían una enfermedad y un 51 en los servicios de tratamiento de la malnutrición.
Se trata de acciones que en materia de salud son esenciales para poner fin a las muertes evitables de menores y recién nacidos. Por ejemplo, las mujeres que reciben los cuidados de profesionales formadas según las normativas internacionales tienen menos probabilidades de perder a su bebé y de dar a luz prematuramente.
«El hecho de que en la actualidad haya más niños que sobreviven a su quinto año de vida que nunca antes en la historia es una verdadera demostración de lo que se puede conseguir cuando priorizamos la salud y el bienestar en nuestros planes de respuesta», aseguró Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la OMS.
Por eso, afirmó, «ahora no podemos permitir que la pandemia eche por tierra los importantes avances en favor de nuestros niños y las generaciones futuras. De hecho, es el momento de poner en práctica lo que sabemos que funciona para salvar vidas y seguir invirtiendo en unos sistemas de salud más fuertes y resilientes».
Afganistán, Bolivia, Camerún, Libia, Madagascar, Pakistán, la República Centroafricana, Sudán y Yemen son algunos de los países más afectados, por la disminución de la atención médica de menores.
Por ejemplo, en Afganistán, donde uno de cada 17 niños murió antes de cumplir cinco años en 2019, el Ministerio de Salud informó de una importante reducción en las visitas a los centros de salud, por el miedo a contagiarse con el SARS-Cov2, además las familias están restándole prioridad a la atención prenatal y posnatal, lo cual aumenta el riesgo al que se enfrentan las mujeres embarazadas y los bebés.
Incluso antes de la Covid-19, los recién nacidos conformaban el grupo de edad que más probabilidades tenía de morir cada 13 segundos, pero las graves alteraciones en los servicios esenciales de salud ya están aumentando el riesgo de muerte de esos pequeños.
Un análisis preliminar elaborado por la Universidad John Hopkins de Estados Unidos alertó que casi seis mil niños adicionales podrían morir cada día a nivel global debido a las conmociones ocasionadas por la pandemia.
Al respecto, Muhammad Ali Pate, director de Salud, Nutrición y Población en el Banco Mundial, aseguró que la pandemia ha puesto en jaque años de progreso mundial para acabar con las muertes infantiles prevenibles.
En su opinión es esencial proteger los servicios que pueden salvar vidas y son decisivos para reducir la mortalidad infantil, para lo cual es indispensable trabajar con los gobiernos y reforzar los sistemas de atención a la salud, así como garantizar que las madres y los niños tengan la asistencia necesaria.
Estos informes y estudios subrayan la necesidad de actuar con urgencia para restablecer y mejorar los servicios de atención al parto, prenatal y posnatal, así como contar con trabajadores y profesionales de la salud calificados.
Para el director de la División de Población del Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de las Naciones Unidas, John Wilmoth, si bien se hace hincapié en los efectos negativos de la Covid-19 sobre las intervenciones esenciales para la salud de los niños, también se subraya la necesidad de corregir las graves desigualdades en las perspectivas de supervivencia y buena salud de los menores.
Los niños, adolescentes y jóvenes representan solo entre el uno y dos por ciento de los casos de Covid-19 en todo el mundo, y la gran mayoría de las infecciones notificadas en esta parte de la población son leves o asintomáticas, con pocas muertes registradas, ya que la enfermedad es leve en la mayoría de los casos de esos grupos de edades y los fallecimientos muy raros.
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