Después de una saga con tintes peliculeros donde se incluyó un avión de combate F-22 y un misil AIM-9X Sidewinder contra el artefacto por supuestas actividades de espionaje, -pero destinado a recabar información meteorológica según declaró China-, la proliferación de noticias que añaden nuevos tonos dramáticos a la situación hacen sentir continuamente amenazada a la ciudadanía.
Primero se divulgó un informe que certifica el presunto sobrevuelo de otros tres globos del mismo origen sobre el espacio aéreo estadounidense durante la administración de Donald Trump (2017-2021).
Luego, pulularon los reportes relacionados con misteriosas apariciones de tres objetos no identificados sobre Norteamérica, también derribados por las fuerzas militares en Alaska y en el lago Hurón (ambos en Estados Unidos) y Yukón (Canadá).
En medio de ese contexto, capaz de excitar los nervios de hasta el más cuerdo, compareció en televisión nacional el líder de la mayoría del Senado, Chuck Schumer, para decir que se cree que los artefactos detectados en los últimos días eran globos, pese a la escasa información difundida al respecto.
“Es una amenaza aquí mismo en casa. Es una amenaza para la soberanía estadounidense y es una amenaza para el Medio Oeste, en lugares como esos en los que vivo”, dijo por su parte el presidente del Comité de China de la Cámara de Representantes, Mike Gallagher.
Aun cuando la temperatura de la situación parece ya bastante alta, algunos congresistas del país norteño establecen una relación directa entre China y la necesidad del incremento de los gastos de defensa.
El senador conservador Tom Cotton, por ejemplo, en referencia a Beijing, dijo que su nación debía tratar de construir una disuasión militar más fuerte.
“No creo que debamos hablar de recortar el presupuesto de defensa en este momento. En todo caso, aumentarla”, dijo, citado por el diario The Hill.
De su lado también estuvo el senador republicano Mike Rounds, pese a las contradicciones existentes sobre si incrementar o no el techo de la deuda federal.
“No hay forma de que debamos considerar los recortes de defensa en este momento. Probablemente vamos a necesitar más y no menos con respecto a eso. La principal responsabilidad del Congreso de los Estados Unidos es la defensa de nuestro país y esta es una seria amenaza”, dijo también en referencia al gigante asiático.
Las declaraciones tienen lugar justamente cuando la administración del presidente Biden prepara el mayor presupuesto en la historia del Pentágono para el año fiscal 2024, que superaría los 858 mil millones de dólares aprobados para este periodo, acorde con aseveraciones del director financiero del Departamento de Defensa, Mike McCord.
Mientras crece la paranoia contra el gigante asiático, se multiplican las fricciones entre las naciones también a causa de la abrupta negativa del secretario de Estado, Anthony Blinken, de viajar a Beijing, y las sanciones económicas impuestas a seis entidades chinas por presuntamente colaborar con programas de espionaje.
Según el articulista Jake Werner, inclinarse ante la presión de los halcones en Washington, que rutinariamente inflan la amenaza que representa China para la seguridad de Estados Unidos, solo alentará una aceleración del ciclo de creciente hostilidad entre ambos países.
Adicionalmente, apuntó, se corre el riesgo de que aparezcan intereses de contratistas de armas hasta corporaciones monopólicas y partidarios de la inversión en infraestructura, quienes podrían aprovechar la animosidad de las grandes potencias para avanzar en sus agendas, mientras el espacio para una relación más realista se cerrará cada vez más.
Dejar que los halcones de guerra establezcan la agenda de Estados Unidos sobre China solo puede terminar en un desastre, sentenció en el texto publicado en el Quincy Institute for Responsible Statecraft.
Acorde con la tesis defendida por Werner, la reacción exagerada de Washington ante el globo chino amenaza con convertir las relaciones interestatales de rutina en una crisis en toda regla.
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