Esa normativa constituye una peligrosa escalada y una limpieza étnica, denunció en un comunicado Said Abu Ali, subsecretario general para Asuntos de Palestina y de los Territorios Árabes Ocupados del órgano panárabe.
Abu Ali afirmó que el silencio internacional alienta a las autoridades de Tel Aviv a cometer más crímenes contra el pueblo palestino.
Esa legislación consolida la política de castigo colectivo practicada por Israel, que es acompañada de una escalada en las ejecuciones en el campo, redadas y demoliciones de viviendas, cuestionó.
La legislación fue aprobada esta semana por 94 votos a favor y 10 en contra, y autoriza la “retirada de la nacionalidad (israelí) y la revocación del permiso de residencia a una persona condenada por actividades terroristas”.
En la actualidad más de 1,9 millones de árabe-israelíes, casi un 21 por ciento del total de la población total, viven en ese país.
Los descendientes de los palestinos que no fueron expulsados de sus tierras tras la creación del Estado judío, en 1948, denuncian desde entonces que son tratados como ciudadanos de segunda.
La iniciativa también fue criticada en Israel por varios políticos árabes y de izquierda.
Es vergonzoso que seamos la única facción que se opone y habla en contra de esta despreciable ley, lamentó en Twitter el legislador Ayman Odeh, dirigente del partido Hadash.
En similar sentido se pronunció la legisladora y miembro de esa formación Aida Touma-Sliman.
“El vergonzoso voto a favor de una ley antidemocrática y racista es una vergüenza para la Knesset (Parlamento) y especialmente para aquellos que dicen luchar por la democracia”, afirmó.
Esa normativa es otra ley racista y peligrosa coincidió el dirigente del partido árabe Balad, Sami Abou Shahadeh.
“Tomen nota: fue aprobado por consenso por todos los partidos sionistas, tanto en el gobierno como en la oposición”, apuntó el político en Twitter.
Tienen desacuerdos, pero cuando se trata de racismo, supremacía judía, apartheid y fortalecimiento de la ocupación colonial ilegal, todos están unidos, resaltó Abou Shahadeh. jcm/rob