Por Martin Almada *, colaborador de Prensa Latina
Quisiera recordar un poco de historia. Recordar dos hechos importantes, de signo político contrario, protagonizados por las FF.AA. de nuestro país y que son indicativos del importante papel desempeñado por el estamento militar en nuestra historia. Son dos proclamas que, aunque parezca que anuncian similares idearios políticos como democracia y respeto a los Derechos Humanos, en realidad son totalmente contrapuestas y proponen situaciones diametralmente contrarias.
1) La proclama democrática militar de la revolución del 8 de marzo de 1947, declarada por el gobierno revolucionario instalado en la ciudad de Concepción, apoyada por militares liberales, socialistas (febreristas) y comunistas, convocaba a:
a) Normalizar el país para terminar definitivamente con el régimen de persecuciones, de ilegalidades y de desquiciamiento de las instituciones armadas para asegurar, en primer lugar, libertades amplias y legalidad para todos los partidos políticos.
b) Limpieza efectiva de la institución policial y los mandos del ejército adictos a la dictadura.
c) Elecciones libres.
d) Y finalmente medidas contra la carestía de la vida y mejorar la aflictiva situación del pueblo.
Esta proclama respondía a la rebelión que se produjo en el país contra el gobierno del dictador Higinio Morínigo y que provocó la división en el seno del ejército. Una parte de las FF.AA. adoptaron posiciones favorables al pueblo, con un programa de verdad democrático, pero fueron derrotados en agosto de aquel mismo año 1947 por la parte corrupta del ejército y por el Partido Colorado, y especialmente por la intervención del gobierno argentino de Juan Domingo Perón y el apoyo de los EE.UU. que veía con recelo la participación comunista (aunque era muy minoritaria) entre las fuerzas revolucionarias.
Alfredo Stroessner formó parte del sector de las FF.AA. contrarias a la revolución democrática y a partir de entonces se consolidó la hegemonía plena del Partido Colorado y el poder del coronel Stroessner que protagonizarían una larga dictadura militar apoyada por los EE.UU. y muy lejos de los principios democráticos del sector de las FF.AA. que se levantó en marzo de 1947.
2) La otra proclama es la inspirada por el general golpista Andrés Rodríguez el 2 y 3 de febrero de 1989, y apoyada por militares stronistas colorados/conservadores. La proclama convocaba a:
a) Recuperar la dignidad de las FF.AA.
b) La reunificación total del coloradismo en el gobierno.
c) Inicio de un proceso de democratización.
d) Respeto a los Derechos Humanos
e) Respeto a la religión católica.
Con esta proclama, incluyendo la idea de “ni vencedores ni vencidos”, el general Andrés Rodríguez consolidó la triada que había inaugurado Stroessner el 4 de mayo de 1954:
FF.AA./Gobierno/Partido Colorado. Como en la obra de “El Gatopardo” de Giuseppe Tomasi Di Lampedusa, algo cambió para que todo continuara igual. Así funcionarios y represores de la dictadura pasaron a ser, después del 3 de febrero 1989, sin ningún problema, funcionarios de la democracia. No cambió la naturaleza corrupta del Estado, aunque cambiara aparentemente el régimen político. La inacción del Estado para sancionar la tortura, cubriendo de impunidad su práctica, sostiene hasta la fecha la utilización sistemática de esa práctica por parte de las fuerzas de seguridad.
Somos conscientes de que las FF.AA. no nos trajeron la democracia; lo que nos trajeron fue la impunidad. La democracia la conquistó el pueblo después de una larga lucha en las calles durante 35 años. Pero aún es una democracia imperfecta, con elementos de la antigua dictadura incrustados en ella.
Lilian Segovia, azafata de las Líneas Aéreas Paraguayas, LAP, recuerda que el 3 de febrero de 1989 fue convocada para un vuelo especial y urgente para llevar al general Alfredo Stroessner al Brasil. Al despedirse, Stroessner dijo a los pilotos y demás miembros de la tripulación: “Suerte con el nuevo gobierno y apoyar a su nuevo presidente” (Diario ULTIMA HORA, Asunción 15 de febrero de 1989). Esta afirmación hace pensar si no fue un autogolpe….
En conclusión, para poner fin a este proceso interminable de la transición con fachada democrática necesitamos que las FF.AA. estén al servicio del pueblo, como los militares de marzo de 1947.
Unas FF.AA. que dejen de traficar con el dolor del pueblo haciendo de la política un negocio. Unas FF.AA. que dejen de estar al servicio de una minoría que siempre las corrompió e instrumentalizó para su beneficio. Los militares de la revolución de marzo de 1947 demostraron que esto es posible.
rmh/ma
*Abogado, pedagogo, escritor y poeta paraguayo. Premio Nobel Alternativo 20202 y activista por los derechos humanos en Paraguay durante la dictadura de Alfredo Stroessner.