El ministro checo de Relaciones Internacionales, Yakub Kulhanek, señaló que, aunque los nexos entre los dos estados estaban lejos de ser las mejores desde entonces, ahora están su nivel más bajo.
Durante una videoconferencia, organizada por el Consejo Atlántico de Washington, el recién estrenado canciller afirmó, sin embargo, que su nación de ninguna forma buscaba una escalada del conflicto con el gigante euroasiático.
Debimos reaccionar de forma fuerte y decidida en el caso del incendio en un polvorín de la localidad de Vrbetice, en 2014, comentó el jefe de la diplomacia checa, en alusión a las acusaciones presentadas contra Moscú por ese incidente.
El Kremlin rechazó desde un principio cualquier implicación en el siniestro ocurrido hace casi siete años, que causó detonaciones en el almacén de municiones, alquilado al Ejército por la empresa búlgara Imex Group.
Aunque en su momento, la fiscalía de este país investigó la posible responsabilidad en el hecho de la empresa búlgara, ahora el gobierno del primer ministro Andrej Babis considera que la seguridad e inteligencia rusas estuvieron implicadas.
El desastre de Vrbetice se convirtió en el pretexto para que Praga anunciada la expulsión de 18 funcionarios de la embajada rusa el pasado 17 de abril, a lo cual Rusia respondió con la declaración de persona non grata de 20 diplomáticos checos.
La decisión del Gobierno se conoció poco después que Estados Unidos demandó la salida de ese país de más de una decena de funcionarios rusos.
El asunto de Vrbetice provocó divisiones internas, pues el presidente Milos Zeman consideró necesario realizar una investigación exhaustiva y habló de varias versiones, incluido un posible caso de negligencia en el fortín.
Al conocerse tales declaraciones, varios senadores iniciaron una recogida de firmas para presentar una moción contra el jefe de Estado.
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