En entrevista reciente, el realizador consideró normal el entusiasmo de los seguidores ante la entrega. “El universo cinematográfico Marvel lleva activo desde 2008, así que son muy apasionados. Cuando era niño yo también era muy amante de El planeta de los simios, Star Wars y esas cosas de mi generación”, declaró a Europa Press.
Para el crítico John Tones, este largometraje inaugural de la Fase 5 de Marvel devuelve parte de la esperanza perdida en las cintas que le precedieron, en las que de tanto “copia y pega” se malogró el sentido de la maravilla, esa sensación de que en cualquier momento nos vamos a enfrentar a una “sorpresa inimaginable, un giro inesperado, un concepto atrevido y nunca visto”.
En cierta medida, la aventura se divorcia de continuidades externas y solo trata de una familia perdida en el reino cuántico, una dimensión microscópica, casi microcósmica.
No es de extrañar. En sus propuestas anteriores de Ant-Man, el director mostró una buena agilidad narrativa y una excelente dirección de actores, que otra vez se ganan el favor del público, en especial los integrantes de la familia del hombre hormiga (Michelle Pfeiffer, Michael Douglas, Evangeline Lilly y Paul Rudd), a quienes se suma Kathryn Newton como Cassie.
Según los especialistas, también son de destacar los dos excelentes villanos: Al Kang, interpretado por Jonathan Majors, y Modok, que asumió Corey Stoll, el cual resulta el gran descubrimiento de la película, en un papel ridículo y aterrador en la misma medida, como merece el personaje y a la altura de su reciente encarnación animada.
Otro valor sobresaliente de Quantumanía es su distanciamiento del cuño de los superhéroes de Marvel de asumirse como guardianes del statu quo. Esta vez, Ant-Man y su gente conducen una rebelión contra un tirano empleando sus poderes sobrehumanos, pero no al estilo del Capitán América, lo cual da un respiro ante tanto de lo mismo.
(Tomado de Cuarta Pared,Suplemento Cultural de Orbe)