El Premio Nobel de Literatura falleció en la clínica Santa María a los 12 días del golpe militar contra el Gobierno de la Unidad Popular del presidente Salvador Allende, el 11 de septiembre de 1973, y la víspera de un viaje a México, donde pretendía exiliarse y crear un frente internacional contra el régimen.
En exclusiva para Cuarta Pared, Manuel Araya, quien fue asistente personal y chofer del escritor, habla sobre los últimos momentos de su vida.
“Yo voy a Isla Negra a buscarle sus maletas y cuando regreso a la clínica, el 23 de septiembre, Neruda me dice: ‘Ay Manuel, me pusieron una inyección en el estómago, me duele mucho y me estoy quemando’.
“Lo revisé y tenía una manchita roja, como de una monedita de cinco pesos. Mojé una toalla y se la puse en el vientre, inmediatamente un médico alto y rubio me mandó a buscarle un medicamento a la farmacia y cuando salí agentes de la dictadura me detuvieron y trasladaron hasta el Estadio Nacional, donde fui torturado”, recuerda.
Para Araya esto fue un complot del doctor que lo envió a comprar el remedio.
El diplomático y miembro del Comité Central del Partido Comunista de Chile (PCCh) falleció esa misma noche y, según el certificado de defunción emitido en tiempos de la dictadura, su deceso se debió a la caquexia (debilitamiento extremo) producida por el cáncer de próstata que padecía.
“Neruda nunca estuvo para morirse, él disfrutaba de la buena mesa, tenía bastantes amigos y todos los días había visitas en su casa. Si lo llevamos al hospital no fue porque estuviera mal, sino por su seguridad, porque sus viviendas habían sido allanadas y había un buque de guerra apuntando a su casa en Isla Negra”, declaró Araya.
Él hizo la denuncia desde un principio, pero “nunca tuve cobertura, siempre estaban cerradas las puertas porque decían que yo estaba mintiendo”.
Durante su estadía en la clínica, el autor de Veinte poemas de amor y una canción desesperada, Residencia en la Tierra y Canto general, entre otros libros, terminó sus memorias Confieso que he vivido. “Si hubiese estado tan enfermo, no habría sido capaz de escribir”, aseveró nuestro entrevistado.
EL CASO VA A LOS TRIBUNALES
En 2011 el PCCh presentó una querella a raíz de las declaraciones de Araya, publicadas en la revista Proceso, y de otras personalidades como el exembajador mexicano en Chile Gonzalo Martínez Corbalá, quien afirmó que el día antes de su fallecimiento Neruda podía conversar tranquilamente, caminó por la pieza y hasta intercambiaron opiniones políticas.
Desde entonces, se realizaron tres investigaciones de peritos internacionales, y ya en 2017 el panel dos descubrió la presencia en sus restos del Clostridiumbotulinum, un micoorganismo con alta letalidad.
“Esa bacteria, incompatible con la vida de cualquier ser humano, que tiene el nombre de Alaska E43 y es tóxica, fue inyectada en el cuerpo de Neruda y le causó la muerte”, aseguró a Cuarta Pared Rodolfo Reyes, su sobrino y abogado.
Interrogado sobre los motivos de la dictadura para eliminarlo, expresó: “La causa de su asesinato está a la vista. Después de la caída de Allende y de Víctor Jara, el otro de los íconos nacionales que estaba con vida era Pablo Neruda”.
Recordó que él también fue candidato a la presidencia, senador, embajador, cónsul, militante del Partido Comunista, entonces era un político connotado, además de ser un escritor laureado.
A Neruda el presidente Luis Echeverría le había ofrecido un avión para irse a México, pero a la dictadura no le convenía que saliera vivo de Chile porque hubiera unificado a mucha gente en contra de Pinochet, dijo.
Araya, por su parte, confirma que la intención del poeta era viajar a México y allí pedir ayuda a los Gobiernos, intelectuales, escritores y a todos los amigos para derrotar al militar golpista.
“Neruda era un hombre muy poderoso. Durante la guerra civil en España salvó a más de dos mil personas a bordo del buque Winnipeg. Él conocía a muchas personalidades en el mundo”, dijo, y agregó que su asesinato se produjo por órdenes de Pinochet.
“Cincuenta años después de su muerte y del golpe de Estado, empezamos a conocer las razones de fondo”, declaró a Cuarta Pared el secretario general del PCCh, Lautaro Carmona.
Para esa fuerza política hay registros históricos que dan cuenta de la utilización del Clostridiumbotulinum como arma biológica y existen presunciones para asegurar que esta se usó contra el vate.
“Tenemos la obligación, la familia en primer lugar, pero también su partido, de llegar hasta el final, no solo porque siempre vamos a luchar por la verdad y la justicia, sino porque fue un militante del PCCh, un gran escritor, Premio Nobel de Literatura, el segundo que tiene el país después de Gabriela Mistral”.
(Tomado de Cuarta Pared, Suplemento Cultural de Orbe)