Los datos divulgados por el Instituto de Investigaciones Espaciales (INPE) son avalados por el Sistema de Detección de Deforestación en Tiempo Real (Detener), que produce señales diarias de alteración en la cobertura forestal para áreas mayores de tres hectáreas (0,03 km²).
Tales indicaciones ocurren para zonas totalmente deforestadas como para aquellas en proceso de degradación agreste (tala, minería, quema y otras).
El Deter no es el dato oficial de deforestación, sino alerta sobre dónde está ocurriendo el problema.
La Amazonia Legal corresponde al 59 por ciento del territorio nacional y engloba el área total de ocho estados (Acre, Amapá, Amazonas, Mato Grosso, Pará, Rondônia, Roraima y Tocantins) y parte del Maranhão.
El portal G1 asegura que como diciembre, enero, febrero y marzo son meses lluviosos en la mayoría de los estados que forman parte del bioma, las tasas de deforestación son típicamente menores durante esos meses.
Sin embargo, el mes pasado expertos apuntaban que los números del INPE para este año deberían ser interpretados con cautela, pues enero registró una alta cobertura de nubes y una consecuente caída en las cifras del período, ahora reflejada en una alza en febrero.
«La escalada del área deforestada en los primeros días de febrero debe interpretarse con precaución. Tuvimos una crecida de nubes en enero y el Deter puede estar detectando en febrero lo que ocurrió el mes pasado», alertó Daniel Silva, especialista en Conservación del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, por sus siglas en inglés)-Brasil.
En enero, el acumulado de alertas de deforestación fue de 167 km², una caída del 61 por ciento respecto al mismo período de 2022.
Para Márcio Astrini, secretario ejecutivo del Observatorio del Clima, la caída en los digítos debe ser vista en los próximos meses.
«Es obvio que en enero/febrero no veríamos en los números de alerta la acción del gobierno. Él está comenzando a arreglar la casa. Veamos esos guarismos en dos o tres meses. Vamos a empezar a ver la curva de disminución o mantenimiento, pero tenemos que dar un poco de tiempo», indicó.
Astrini cree que la administración actual del presidente Luiz Inácio Lula da Silva adoptó medidas correctas contra la deforestación, pero el «trabajo de reconstruir, poner la casa en orden es más lento, más difícil que la destrucción del gobierno anterior» del derrotado mandatario Jair Bolsonaro.
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