El martes, esta nación lamentó la expulsión de su embajador en Ecuador, Gabriel Fuks, y ordenó la retirada del representante de ese país aquí, Xavier Alfonso Monge.
Nos tomó por sorpresa y causó profunda tristeza la decisión de Ecuador de escalar el desacuerdo existente con respecto a la situación de la señora María de los Ángeles Duarte y llevarlo a nivel de perjuicio en la relación bilateral, señala un comunicado del Ministerio argentino de Relaciones Exteriores.
La medida fue anunciada por el Gobierno de Guillermo Lasso luego de que la extitular ecuatoriana de Desarrollo Urbano y Vivienda, condenada por supuesta corrupción y considerada una perseguida política, saliera de la legación diplomática de Argentina en Quito, donde se encontraba desde agosto de 2020 junto a su hijo menor de edad.
A través de su perfil en Twitter, Duarte señaló que abandonó Ecuador porque la administración de Lasso la convirtió en rehén luego de negarle en diciembre de 2022 un salvoconducto que le permitiría su salida segura tras el asilo aprobado por Argentina.
El documento de la Cancillería indica que la salida de la exministra de la embajada ocurrió sin el conocimiento de su personal y fue informado oportunamente a las autoridades ecuatorianas.
Según Cerruti, se trata de una situación puntual y los lazos entre los dos países continúan siendo de cercanía y hermandad como con el resto de las naciones latinoamericanas.
El tema llevaba un tiempo sin resolución. La Cancillería recurrió a organismos internacionales como la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y pidió al Gobierno ecuatoriano una solución. Duarte estaba en nuestra embajada, entre otras cosas, porque su hijo es argentino, indicó la vocera.
Además, precisó que los diplomáticos argentinos no estuvieron implicados en el viaje de la exministra a Venezuela.
Las cuestiones de seguridad de Ecuador las maneja ese país. Tendrán que responder las autoridades a cargo de ese sector. Esperamos que esto pase rápidamente y encontremos una solución, dijo.
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