Se trata del trastorno del sueño más común y cobra un precio significativo en la salud mental y física, la calidad de vida y la productividad de una persona.
Pero las consecuencias van mucho más allá del individuo, con efectos en cascada en las familias, los empleadores y las economías globales.
Los síntomas incluyen dificultad para conciliar o mantener el sueño o sueño de mala calidad o no reparador.
Los hallazgos del estudio muestran que el insomnio crónico, que se define como experimentar estos síntomas al menos tres veces por semana durante unos tres meses y deterioro de las actividades diarias, se asocia con una productividad reducida en el lugar de trabajo debido al ausentismo.
Esto resulta en la pérdida de un promedio de 44 a 54 días hábiles por año y, en consecuencia, una merma sustancial del producto interno bruto (PIB) anual.
Los expertos hallaron que aproximadamente la mitad de los adultos experimentan algunos síntomas de insomnio en los países estudiados de Europa, Australia y América del Norte, y que uno de cada 12 personas sufre del mal crónico.
El costo económico anual del insomnio crónico debido a la pérdida de productividad y en términos de producción del PIB oscila entre 1,8 mil millones de dólares en Portugal y 207,5 mil millones de dólares en Estados Unidos.
En términos de porcentaje del PIB total, fluctúa entre el 0,64 por ciento en Austria y el 1,31 por ciento, cada uno, en Reino Unido y Suiza, respectivamente.
El coautor del estudio, doctor Robert Romanelli, de RAND Europe, destacó que comprender los efectos sociales más amplios del insomnio es crucial para identificar oportunidades en las intervenciones escalables diseñadas a fin de mejorar la salud individual, el bienestar y la productividad de las personas.
Desafortunadamente, dijo, el insomnio a menudo se subdiagnostica, lo que sugiere que muchas personas no reciben el apoyo clínico que necesitan.
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