Hay un grupo de parlamentarios europeos históricamente olvidadizos que han tratado de controlar la política interna camboyana bajo el pretexto de la democracia y los derechos humanos, subrayó la publicación en un editorial titulado “¿Qué debería aprender la UE de Camboya?”.
A fines de la década de 1970, rememoró el diario, apoyaron el régimen genocida y posteriormente lo reconocieron y le otorgaron escaños en las Naciones Unidas, sancionando a los sobrevivientes camboyanos del genocidio durante 12 años, desde 1979 hasta 1991.
¿Dónde estaban sus llamados ADN de derechos humanos y democracia en esos tiempos?, cuestiona más adelante el extenso comentario antes de recomendarles que “no vengan a actuar como salvadores de Camboya”.
El texto fustiga asimismo el presunto rol pacificador de la UE y señala que el bloque europeo cometió errores al empujar a Ucrania a la guerra, avivándole la ilusión de unirse a la Organización del Tratado del Atlántico Norte.
Mira lo que está pasando en Ucrania ahora, apunta y subraya a seguidas que resulta difícil decir que la UE tiene sabiduría como pacificador cuando ni siquiera puede crear la paz dentro de su propia frontera.
“Camboya no cede su soberanía a cambio de ayudas y tratos preferenciales”, remarca el Khmer Times y demanda dejar “que los camboyanos se ocupen de nuestra propia paz y democracia, porque sentimos que podemos manejarlo mejor sin interferencia externa”.
Finalmente, exhorta a los parlamentarios europeos a ocuparse de sus propios asuntos. Miren su propio patio trasero y ordenen su casa primero antes de señalar con el dedo a los demás, enfatiza.
El diario destaca también hoy en su portada el rotundo rechazo de la Asamblea Nacional de Camboya a un dictamen del Parlamento de la UE aprobado la semana pasada y que condena la supuesta represión de la oposición por parte del Reino.
Rechazamos la resolución, que en esencia es una violación flagrante del derecho soberano de un Estado miembro de la ONU, indicó el Legislativo camboyano y recordó que la postura y las acciones del país se ajustan a la Constitución y las leyes y reglamentos nacionales vigentes, en particular los códigos civil y penal.
Esta acción –valoró- ignora los esfuerzos de los Estados más pequeños y débiles por defender los valores de democracia, justicia y Estado de Derecho a los que Camboya se ha adherido firmemente.
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