Según esa entidad, el incidente es muy diferente a otros registrados en el pasado, la nave se desintegró por completo al chocar contra las montañas e hizo difícil recolectar los restos y desarrollar investigaciones.
La pesquisa –añadió- también incluye una revisión sobre las calificaciones de la tripulación, el estado de aeronavegabilidad del aparato, las condiciones climáticas y la gestión de la compañía.
La autoridad china prevé revelar detalles de la misma, a medida que avance más la indagatoria.
El 21 de marzo de 2022 el vuelo comercial MU5735 de la compañía China Eastern Airlines se estrelló con 123 pasajeros y nueve tripulantes a bordo en las montañas de la región autónoma de Zhang de Guangxi (sur), cuando viajaba desde Kunming hasta Guangzhou.
Casi una hora después de despegar, comenzó a descender bruscamente a una velocidad de 845 kilómetros por hora desde una altitud de ocho mil 869 metros y dos minutos después perdió el contacto con los radares.
El aparato era un Boeing 737-800, llevaba seis años y medio de operaciones y tenía capacidad para 162 pasajeros.
Un reporte preliminar sobre el fatal accidente aseguró que la nave viajaba con normalidad hasta su repentina caída, no presentó problemas en el despegue ni tampoco durante su primera hora de vuelo y mantuvo la comunicación con las torres de control.
Pero poco después de entrar a la zona de control de Guangzhou tuvo una “desviación en la altitud”, no respondió a la alerta emitida y luego desapareció del radar.
El informe precisó que la tripulación pasó la debida calificación para ejecutar el recorrido, no hubo fallos técnicos antes de la travesía ni tampoco existían materiales peligrosos a bordo del avión.
Las cajas negras sufrieron grandes daños y todavía los peritos trabajan en su decodificación, añadió el texto.
Miembros de la Junta Nacional de Seguridad en el Transporte de Estados Unidos se incorporaron a las pesquisas y un equipo de analistas trabaja en la reconstrucción de la trayectoria recorrida por el avión.
A raíz del suceso, China ordenó una revisión exhaustiva de los sistemas de seguridad en todos los sectores socioeconómicos del país y el presidente Xi Jinping calificó la tragedia aérea como “la campanada de alerta” en medio de recurrentes incidentes letales en terrenos como el transporte, la construcción y las minas de carbón.
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