“La posición de Suiza como centro financiero está destrozada”, dijo Octavio Marenzi, director ejecutivo de la consultora Opimas, según el sitio español especializado Bolsamanía y agregó: “El país ahora será visto como una república bananera financiera”.
“La debacle de Credit Suisse tendrá serias ramificaciones para otras instituciones financieras suizas. Se ha borrado una reputación en todo el país con una gestión financiera prudente, una supervisión regulatoria sólida y, francamente, por ser algo adusto y aburrido con respecto a las inversiones”, dijo Marenzi.
El nerviosismo de ahorristas, inversores y bolsas hizo caso omiso a los mensajes optimistas de las autoridades estadounidenses y europeas de que el sistema está sólido y no ofrece peligro de colapso, mientras ocurren dudosos salvamentos de importantes entidades como el Credit Suisse y el californiano First Republic Bank.
Otra alarma es que la compra en Zurich (Suiza) tiene un impacto negativo en los propietarios de bonos de alto riesgo (AT1), quienes perdieron tales instrumentos de valor en la transacción, a pesar de que estos salieron al mercado en la crisis del 2008 para asegurar el riesgo de quiebra bancaria, dijeron expertos quienes consideran inaceptable tal decisión.
La orden partió de la Autoridad Suiza Supervisora del Mercado Financiero, mientras que otras instituciones oficiales europeas tomaron distancia del método, el cual generará múltiples demandas judiciales.
«Liquidar a los titulares de AT1 mientras se pagan cantidades sustanciales a los accionistas va en contra de todos los principios y normas de resolución que se acordaron internacionalmente después del 2008», sostuvo Jérome Legras, ejecutivo del parisino Axiom Alternative Investments
A pesar del escenario confuso, analistas citados por medios de prensa especializados coinciden en que no existe el mismo problema que afectó a todo el sistema bancario en 2008, y entre otros, el premio Nobel de Economía Paul Krugman escribió que “probablemente no estamos viendo una crisis financiera sistémica”.
La Reserva Federal de Estados Unidos, el Banco de Canadá, el Banco de Inglaterra, el Banco de Japón, el Banco Central Europeo y el Banco Nacional de Suiza anunciaron que ofrecerán con más frecuencia ayudas a bancos extranjeros para financiación en dólares estadounidenses.
Pero la preocupación sobre la salud de esas instituciones suele ser contagiosa y si los clientes comienzan a preocuparse por sus depósitos pueden retirarlos en solo unos segundos en la página web o la aplicación de su banco.
“SVB (Silicon Valley Bank) no es Lehman (Brothers) y 2023 no es 2008”, opinó Krugman al comparar las dos entidades que iniciaron la bancarrota y los años en que quebraron, al sugerir diferencias en la influencia de ambas en el resto del mercado y las rígidas regulaciones bancarias actuales que no existían en el pasado.
Esta vez responsabilizan del desplome a la estadounidense Reserva Federal (FED) que elevó las tasas de interés hasta el punto de que dejó sin margen comercial a los bonos del Tesoro en poder de los bancos, los cuales vieron disminuidos drásticamente su respaldo financiero, por lo que el ente regulador se reunirá este miércoles para intentar soluciones a la crisis.
Pero como ocurrió en el 2008, el gobierno está listo para el rescate de quienes lo necesiten, aseguró la secretaria del Tesoro, Janet Yellen, en un discurso pronunciado ayer en la capital del país ante la Asociación de Banqueros Estadounidenses.
“Nuestra intervención fue necesaria para proteger el sistema bancario de Estados Unidos en general, y se podrían justificar acciones similares si las instituciones más pequeñas sufren corridas de depósitos que representan un riesgo de contagio”, dijo en referencia a la anterior crisis.
A pesar de la reacción en cadena, los expertos aseguran que los hechos en Estados Unidos y Suiza tienen orígenes diferentes, pero resultados comunes, por lo que la mirada está hoy hacia la FED, de cuya decisión al parecer dependerán las reacciones de ahorristas, inversionistas, bolsas de valores y las finanzas de las potencias occidentales.
Mientras, la pregunta que subyace es: ¿comenzó otra crisis financiera mundial?
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