Basada en observaciones hechas en todo el mundo y algoritmos detallados de análisis de datos, la investigación llevada a cabo por la Universidad de Nueva Gales del Sur en Australia, reveló que las aves pertenecen a nueve mil 700 especies diferentes, incluidas las no voladoras como los emús y pingüinos.
Para llegar a esas cifras, el equipo de expertos reunió casi mil millones de avistamientos 600 mil ciudadanos registrados entre 2010 y 2019 en eBird, una base de datos en línea de observaciones de pájaros realizadas por ciudadanos científicos.
A partir de estos datos, y de análisis de casos, desarrollaron un algoritmo para estimar la población mundial real de cada especie.
El cálculo tuvo en cuenta la probabilidad de que una persona haya visto un ave y enviado el avistamiento al sitio web, variable conocida como ‘detectabilidad’ y que puede incluir factores como tamaño, color, si vuelan en bandadas y si viven cerca de las urbes.
Los datos publicados tienen registros de casi todas las especies de aves actualmente vivas, lo cual representa un 92 por ciento del total de animales como estos que habitan el planeta, refieren los especialistas.
Aclaran, que es poco probable que el ocho por ciento restante, excluido de la indagación por ser tan raro y carecer de datos disponibles, tenga mucho impacto en la estimación general.
Resaltan, además, que cuatro especies de aves pertenecían al llamado ‘el club de los mil millones’, es decir: variedades con una población mundial estimada de más de mil millones.
A la cabeza de ese exclusivo grupo está el gorrión común, con mil 600 millones, le sigue el estornino europeo (mil 300 millones), la gaviota de pico anillado (mil 200 millones) y la golondrina común (mil 100 millones).
Mientras, algunas poblaciones parecen mucho más escasas; alrededor del 12 por ciento de las especies referenciadas en el estudio tienen un total estimado de menos de cinco mil ejemplares, advirtieron los expertos.
Entre ellas se encuentran el charrán crestado chino, el mirlo acuático y el rascón invisible.
‘Cuantificar la abundancia de una especie es un primer paso crucial para la conservación’, resaltó el doctor Corey Callaghan, investigador de la Facultad de Ciencias es un órgano constitutivo de la Universidad de Nueva Gales del Sur.
Datos internacionales señalan que la observación de aves es una afición popular, la cual se remonta a finales del siglo XVIII y el incremento de sitios web de los llamados ‘científicos ciudadanos’ ha convertido a esta labor en una forma accesible de comprometerse con esa especialización..
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