Ese último escenario, ubicado en el barrio Mburucuyá de Asunción, reúne obras de distintas comunidades originarias como los paí tavyterás, ava, mbya, ishir y toba-qom; así como tejidos y apyka, vocablo con un significado poético, místico y sagrado.
Expertos consideran que el término representa para los guaraníes —grupo de pueblos nativos suramericanos ubicados geográficamente en Paraguay, Argentina, Brasil y Bolivia— el primer territorio, el seno de la madre o ‘la palabra soñada que se asienta’.
El sitio compila piezas elaboradas manualmente por las mujeres paí tavyterá, residentes en los cerros y bosques de la cordillera de Amambay, al norte del país, y con el empleo del mandyju guasu, especie de algodón nativo presente en la región desde hace tres mil años.
Las obras de Anahí Sist incorporan valores de la naturaleza y la espiritualidad en objetos de cerámica moldeados a mano, pintados con engobes o acrílicos, cocinados a leña y decorados con elementos de la cultura ancestral: cestería, tallas de madera y arte plumario. La artista paraguaya añade también la experiencia durante su trabajo como voluntaria en diversas comunidades indígenas y tras su titulación como licenciada en Artes Visuales se convirtió en socia fundadora del Grupo Sunu, organización a favor de la valorización y preservación de la cultura nativa.
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