Al intervenir en la sesión plenaria de la Cumbre, Abinader resaltó el trabajo llevado a cabo por la Secretaría General Iberoamericana, y dijo que «la agenda que tenemos por delante ha sido el fruto de intensas jornadas en las reuniones ministeriales y foros que durante estos dos años se han realizado en República Dominicana y otros países».
Destacó lo analizado en la Conferencia Iberoamericana en materia financiera, en medio de las incertidumbres que generó la pandemia y «la necesidad de impulsar una arquitectura financiera que tuviese por principio y fundamento la requerida seguridad jurídica institucionalizada y capaz de atraer las inversiones necesarias para mitigar las crisis».
Señaló también que «hemos sido testigos de un sensible retroceso en la seguridad alimentaria de nuestra región, personas que habían mejorado sus niveles de alimentación, han vuelto a sufrir hambre».
Por ello, expresó que en la reunión de ministros de Agricultura Dominicana propuso trabajar en una ruta crítica para enrumbar a la región por caminos seguros para restablecer y superar las actuales cifras contra el hambre.
En materia de seguridad alimentaria, sentenció, «no nos podemos permitir ningún paso atrás», al tiempo que habló de lo logrado en materia de medioambiente haciendo hincapié en el uso
racional de los recursos naturales renovables y no renovables.
Todo ello, recalcó, para contravenir los efectos más perentorios de la degradación medioambiental, el cambio climático, la pérdida de biodiversidad, el deterioro y la falta de restauración de los ecosistemas.
Abinader sostuvo como otra de las prioridades de este nuevo siglo, reconocido
como de la tecnología y el conocimiento, toca a nuestras puertas con extrema urgencia, «me refiero a la necesidad de fomentar la inaplazable transformación digital de Iberoamérica.
Finalmente el gobernante anfitrión de la cumbre pidió fomentar la cooperación en la región privilegiando la formación delcapital humano requerido para cualquier adelanto económico y social sustentable.
Asumamos la encomienda de iniciar una transición ordenada y decisiva para asegurar una reestructuración inclusiva, justa y sostenible, como parte de la agenda global de desarrollo y para lograrlo, admitimos la urgencia de una reorientación en las prioridades del gasto público y en la forma que gobernamos nuestras sociedades, concluyó.
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