El Ministerio de Relaciones Exteriores y Expatriados calificó de crimen y provocación el asalto a ese recinto en medio de las celebraciones del Ramadán, el mes del ayuno para los fieles de esa religión.
La Cancillería criticó también la campaña de incitación del gobierno israelí contra el pueblo palestino con el fin de aumentar su escalada de violencia.
Numerosos colonos y extremistas judíos, escoltados por un amplio despligue policial, asaltaron este domingo el complejo religioso, ubicado en la Ciudad Vieja de la zona ocupada de Jerusalén Este.
Poco antes, los uniformados ingresaron al lugar y expulsaron a los musulmanes presentes.
La Explanada de las Mezquitas es venerada tanto por musulmanes, que la llaman Noble Santuario, como por judíos, que la conocen como el Monte del Templo.
Para los primeros porque en su interior fue levantada la Mezquita de Al Aqsa, mientras para los segundos porque allí se construyeron sus dos templos bíblicos.
Según los acuerdos alcanzados hace décadas, a los judíos solo se les permite visitar el sitio con numerosas condiciones, pero no rezar.
Sin embargo, bajo la creciente presión de los sectores de la derecha y ultraortodoxos aumentó el número de fieles de esa religión que intentan orar allí, lo cual es considerado por los musulmanes una provocación.
Israel ocupó la zona oriental de la metrópoli en la guerra de 1967, y desde entonces mantiene bajo su control el territorio pese a las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU.
De hecho, en 1980 las autoridades israelíes declararon a toda la urbe como la capital eterna e indivisible del país, una postura rechazada por la comunidad internacional.
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