El estudio precisó que la inflación no regresará a los niveles previos al menos hasta 2024, lo que obliga a los países a mantener o endurecer la política monetaria, pero esta situación pone en riesgo a más salvadoreños de caer en el umbral de la miseria, principalmente por el encarecimiento de los alimentos, reseña el diario El Mundo.
Los expertos del BID reiteraron que el principal desafío de los países de la región es la inflación y reducir la carga de la deuda pública para 2023.
Un aumento sostenido de los precios de servicios básicos como los alimentos y la energía conllevarán al reducir el ingreso disponible y los salarios de las familias.
Sin la intervención de políticas para compensar los aumentos de precios de los alimentos, de acuerdo con las tasas inflacionarias experimentadas en América Latina y el Caribe en 2022, la afectación a la población está a la puerta, advirtió la entidad.
De concretarse la predicción, la pobreza podría aumentar en un 2,4 por y 2,5 por ciento la pobreza extrema, lo cual equivale a llevar a 14 millones de personas a esta condición, advirtieron los expertos.
El cálculo encontró en el caso de El salvador que la penuria subiría un poco más de 2,5 por ciento, mientras que la extrema aumentaría en un tres por ciento.
Los datos más fiables sobre el estado de la pobreza en El Salvador se remontan a 2021, y en esa fecha cerca de 1,75 millones de personas vivía en diferentes estadios de estrechez de una población de cerca de 6,2 millones de habitantes.
Ante la incertidumbre económica más recientemente matizada por la quiebra de grandes bancos en mundo, el BID recomendó a los países latinoamericanos implementar subsidios específicos, así como estimular la inversión en infraestructura y mejorar los mercados de trabajo para que la dinámica económica no desacelere este 2023.
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