En una entrevista con el Canal 12, el actual jefe de la oposición renovó sus cuestionamientos a una reforma judicial que impulsa el Gobierno ultraderechista, y que provocó masivas protestas desde hace semanas.
Adelantó que seguirá participando en las manifestaciones contra ese plan, aunque Netanyahu aplazó su discusión en el Parlamento hasta el verano ante la presión popular.
Lapid alertó sobre las tensas relaciones entre Estados Unidos e Israel, aliados históricos, debido a las acciones de Netanyahu y sus socios ultranacionalistas.
Esta semana, el presidente norteamericano, Joe Biden, se mostró preocupado por la iniciativa y confirmó públicamente que no invitará a Netanyahu a la Casa Blanca a corto plazo.
En respuesta, este último advirtió que Israel es “un país soberano que toma sus decisiones por voluntad de su pueblo y no en base a presiones del exterior, incluso de los mejores amigos”.
Más duro fue el titular de Seguridad Nacional, el ultranacionalista Itamar Ben Gvir, quien afirmó ayer que Israel no es una estrella más en la bandera de Estados Unidos.
Yair Netanyahu, hijo del primer ministro, echó más leña al fuego al acusar al Departamento de Estado de financiar las manifestaciones contra su padre, lo cual fue calificado de absurdo por el embajador estadounidense, Tom Nides.
Desde hace semanas, la prensa nacional reporta el creciente malestar en Washington contra las políticas radicales del Ejecutivo de Tel Aviv, en especial el incremento de los ataques y medidas antipalestinas, que amenazan con provocar una escalada regional.
La tensión llegó al punto de que durante su reciente visita a la nación norteña, el ministro israelí de Finanzas, Bezalel Smotrich, fue boicoteado por la administración demócrata.
Smotrich fue duramente cuestionado en este país y en el resto del mundo por apoyar públicamente la destrucción de la aldea palestina de Hawara, incendiada recientemente por colonos judíos.
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