Por Moisés Pérez Mok
Corresponsal jefe en Vietnam
El reporte, recientemente presentado al Congreso de Estados Unidos de conformidad con la Ley de Asistencia Exterior de 1961 y la Ley de Comercio de 1974, fue desestimado por el Gobierno vietnamita que lamentó el hecho de que se sustentara en información inexacta sobre la situación en esta nación indochina.
La protección y promoción de los derechos humanos constituyen una política consecuente de Vietnam, aseveró en conferencia de prensa la portavoz adjunta de la Cancillería, Pham Thu Hang, y remarcó que el país se esfuerza constantemente por mejorar la vida y el disfrute de los ciudadanos, sin dejar a nadie atrás.
En Vietnam, remarcó, las personas son consideradas como el centro y el motor impulsor del proceso de renovación y desarrollo nacional, por lo que sus derechos y libertades fundamentales están consagrados en la Constitución, protegidos y promovidos por documentos legales específicos, y ejercidos en la práctica.
Cómo explicar si no que en octubre último, y con el respaldo de 145 Estados miembros, Vietnam resultara electo en el 77 período ordinario de la Asamblea General de la ONU como uno de las 14 integrantes del Consejo de Derechos Humanos (CDH) para el mandato 2023-2025, un puesto que ya desempeñó entre 2014 y 2016.
“Respeto y comprensión, diálogo y cooperación: todos los derechos humanos para todos”, fue el mensaje con que Hanoi presentó su candidatura, respaldada por la participación activa y responsable en las actividades desarrolladas por ese órgano desde su establecimiento, el 15 de marzo de 2006.
EL EJEMPLO, APORTE FUNDAMENTAL
Durante su anterior mandato como parte del CDH, Vietnam propuso o respaldó decenas de iniciativas que recibieron el apoyo de la comunidad internacional, entre éstas, la adopción de una resolución sobre los impactos del cambio climático y los derechos infantiles.
Además, impulsó otras acciones relacionadas con la protección de los derechos laborales de las personas con discapacidad, para garantizar un entorno seguro a quienes trabajan en el mar, respecto al fortalecimiento de la educación, y acerca de la prevención del tráfico de mujeres y niñas.
Del mismo modo, actuó en el seno del Consejo para facilitar el diálogo y el entendimiento e impulsar un enfoque equilibrado, progresista y orientado al ser humano sobre temas tan polémicos como los derechos de salud reproductiva y la erradicación de la discriminación y violencia por motivos de identidad de género y orientación sexual.
Sin embargo, es sin dudas su propio ejemplo el aporte fundamental de Vietnam a la lucha por garantizar y promover todos los derechos humanos para todos.
De 2021 a la fecha este país del sudeste asiático ratificó siete de las nueve convenciones fundamentales de las Naciones Unidas sobre los derechos humanos, el disfrute de los cuales está garantizado constitucionalmente y refrendado por la Resolución del XIII Congreso Nacional del Partido Comunista.
El documento partidista subraya el carácter imprescindible de la implementación de las políticas de inclusión social, la garantía del bienestar y la seguridad de las personas, la promoción del progreso y la justicia social, y la mejora de la calidad de vida.
Aboga además por continuar desplegando las medidas de reducción multidimensional y sostenible de la pobreza, por fomentar un sistema de seguro social flexible, variado y de múltiples niveles, y por optimizar el acceso a los servicios esenciales, sobre todo a personas de pocos recursos y en situación vulnerable.
No es ocioso recordar que según el informe del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (2021-2022), Vietnam escaló dos posiciones en la clasificación mundial del Índice de Desarrollo Humano, o que el Índice de Pobreza Multidimensional disminuyó de 9,2 por ciento a 3,6 por ciento entre 2016 y 2022.
Por otro lado, hasta mediados de diciembre último el país completó el 82,6 por ciento de las recomendaciones del tercer ciclo de su proceso de examen periódico universal (EPU) sobre derechos humanos, mientras desde 2018 participa en la Revisión Nacional Voluntaria sobre el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
De hecho, pese al prolongado embate de la pandemia de Covid-19, Vietnam logró notables avances en la consecución de los ODS, los cuales le permitieron colocarse en el lugar 51 entre los 193 Estados miembros de la ONU.
El país, además, acaba de firmar con la Organización Internacional del Trabajo, por cuarta vez consecutiva, el programa de cooperación conocido como Agenda de Trabajo Decente, considerado como un paso importante en la promoción de la justicia social y el empleo sostenible para todos.
En virtud de ese plan, para 2026 los vietnamitas, especialmente aquellos que viven en condiciones más desfavorables, se beneficiarán de una transición económica sostenible, inclusiva y sensible al género, basada en la innovación, el espíritu empresarial, la mejora de la productividad y la competitividad.
LA LIBERTAD DE CREER
Cerca de un tercio de la población vietnamita, próxima ya a completar los 100 millones de habitantes, practica libremente y sin discriminación de ningún tipo la religión de su preferencia.
En la actualidad en esta nación son reconocidas oficialmente 43 organizaciones religiosas pertenecientes a 16 diferentes doctrinas. En total suman unos 26,5 millones los creyentes, más de 54 mil los dignatarios, alrededor de 135 sacerdotes y más de 29 mil 600 lugares de culto.
El aporte de las sectas religiosas a la construcción del Estado de derecho socialista y su activa participación en la vida sociopolítica del país son reconocidos no solo de palabra, sino también con hechos.
De ahí que, de acuerdo con el Comité Gubernamental de Asuntos Religiosos, cinco dignatarios integran hoy la Asamblea Nacional (Parlamento), otros 88 y 35 seguidores religiosos fueron electos a los Consejos Populares provinciales y 225 dignatarios, monjes y 246 creyentes forman parte de los Consejos Populares distritales.
Semanas atrás se presentó en esta capital el Libro Blanco sobre religión y políticas religiosas en Vietnam, con la intención de ayudar a los lectores nacionales y extranjeros a tener una mejor comprensión sobre la realidad del tema en esta nación indochina.
El texto refrenda el derecho a la libertad de creencia y religión estipulado en la Carta Magna de la República Socialista de Vietnam, así como a los reglamentos relativos al tema, y los logros, desafíos y prioridades trazados por la nación en esta dirección.
Tanto la primera Constitución de la República Democrática de Vietnam (1946) como las posteriores Constituciones de la República Socialista avalan el derecho a la libertad de creencia y religión como uno de las prerrogativas básicas del ser humano, subrayó entonces el subdirector del gubernamental Comité de Asuntos Religiosos, Nguyen Tien Trong.
Elementos todos obviados por el Departamento de Estado norteamericano que, pese a admitir en su informe anual sobre la libertad religiosa de 2021 los avances de Vietnam en este ámbito, meses más tarde, y nuevamente basado en información inexacta, volvió a colocar al país en la llamada lista de vigilancia especial para la libertad religiosa.
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