La disputa entre Madrid y Rabat se debe a la asistencia médica del primero a Brahim Gali, líder del Frente Polisario (movimiento de liberación nacional) del Sahara Occidental, un territorio que Marruecos considera como suyo.
España aumentó en las pasadas horas la presión diplomática sobre Rabat, un socio clave en el control del flujo migratorio, cuando convocó a la embajadora marroquí para trasladarle su disgusto y su rechazo a la entrada masiva de migrantes de esa nación norafricana en Ceuta.
Madrid recibió el apoyo y solidaridad de altas autoridades europeas y este miércoles el vicepresidente de la Comisión Europea, Margaritis Schinas, advirtió que Europa no se dejará intimidar por nadie ante la crisis migratoria, en referencia velada a Marruecos.
‘Hemos visto ya en los últimos meses algunas tentativas de terceros países (…) de instrumentalizar la migración y eso no lo podemos permitir’, expresó Schinas.
‘Ceuta es Europa, esa frontera es una frontera europea y lo que pasa no es un problema de Madrid, es un problema de todos’ los europeos, declaró Schinas a Radio Nacional de España.
Mientras tanto, el presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, dijo ante el Congreso de los Diputados (parlamento) que Ceuta es también una frontera europea.
Rabat dio a entender este lunes que la crisis migratoria estaba relacionada con el asunto de la hospitalización en España de Ghali, el líder saharaui.
En Facebook el ministro de derechos humanos Mustafá Ramid dijo que España debe saber que el precio por desacreditar a Marruecos se paga caro. Debe revisar su política, sus relaciones, añadió.
Para el líder del opositor Partido Popular, Pablo Casado, la crisis diplomática pudo evitarse, aunque aclaró que ante un ataque del exterior se solidariza con el gobierno. jcm/ro