Actualmente, los bajos salarios y los elevados alquileres hacen de Lisboa la tercera ciudad menos viable del mundo para vivir, según un estudio de la correduría de seguros CIA Landlords.
Además, la actual tasa de inflación de Portugal, del 8,2%, ha agravado el problema. Los datos gubernamentales muestran que más del 50 por ciento de los trabajadores ganaron menos de mil euros (mil 84 dólares) al mes el año pasado. El salario mínimo mensual es de 760 euros.
Por el contrario, los alquileres en Lisboa, un punto turístico, han escalado un 65 por ciento desde 2015 y los precios de venta se han disparado un 137 por ciento en ese periodo, según muestran las cifras de Confidencial Imobiliario.
En paralelo, los alquileres subieron un 37 por ciento solo el año pasado, más que en Barcelona o París, según otra empresa de datos inmobiliarios, Casafari. La situación se vuelve compleja, y aún más para los jóvenes y estudiantes.
En ese contexto, el Gobierno anunció el mes pasado un paquete de medidas en materia de vivienda que, entre otras medidas, ponía fin al polémico plan de la «Visa Dorada» y prohibía nuevas licencias para propiedades de Airbnb, pero parece no ser suficiente para reducir los precios a corto plazo.
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