Por Moisés Pérez Mok
Corresponsal jefe en Vietnam
Tres administraciones estadounidenses: las de John F. Kennedy, Lyndon B. Johnson y Richard Nixon se encargaron de sembrar ese miedo aún latente al lanzar sobre este país más de 15 millones de toneladas de bombas, minas terrestres y proyectiles, cuatro veces más que todo el arsenal consumido en la Segunda Guerra Mundial.
Hace apenas dos semanas pobladores de la central provincia vietnamita de Nghe An encontraron tres bombas sin explotar con sus detonadores intactos muy cerca de donde excavaban para construir su casa. Los explosivos estaban enterrados a metro y medio de profundidad, a unos 50 metros de distancia de otras viviendas del vecindario.
Y aunque noticias como ésta causan siempre alarma, no escasean. Según el Centro Nacional de Acción contra las Minas de Vietnam, entre 600 mil y 800 mil toneladas de explosivos sin detonar permanecen ocultas bajo el suelo en cerca de un 18 por ciento del territorio nacional.
De hecho a partir de 1975, cuando se produjo la vergonzosa y definitiva retirada de las tropas estadounidenses, y hasta la fecha, más de 40 mil personas murieron y alrededor de 60 mil sufrieron heridas y mutilaciones como consecuencia del estallido de esos artefactos.
Antes, en el transcurso de la contienda bélica, se estima que unos cuatro millones de vietnamitas murieron víctimas de la explosión de bombas y minas.
El negativo impacto de los UXO, sin embargo, va más allá de las pérdidas de vidas humanas al afectar también al desarrollo económico de las comunidades, reduciendo las posibilidades de explotar áreas que pudieran destinarse al cultivo, la ganadería u otros proyectos de desarrollo económico o social y que aún permanecen contaminadas.
QUANG TRI, EL EPICENTRO
A la central provincia de Quang Tri se le considera la más expuesta a la permanente amenaza de los UXO. Alrededor del 80 por ciento de su territorio fue contaminado con bombas y minas que causaron la muerte a más de tres mil 400 personas, mientras otras cinco mil 100 fueron heridas de gravedad o quedaron incapacitadas para siempre.
Todo ello pese a que entre 1995 y septiembre de 2022 se descontaminaron allí más de 275 millones de metros cuadrados de tierra, en un esfuerzo conjunto desplegado por las autoridades, el Ejército, 34 organizaciones no gubernamentales y otras 23 entidades internacionales.
La limpieza del terreno supuso la detección y el manejo, de forma segura, de más de 765 mil bombas y minas remanentes de la guerra.
Lo realizado en Quang Tri forma parte de los esfuerzos de larga data emprendidos por el Gobierno vietnamita para poner fin a esta amenaza y lograr que para 2025 la nación pueda cumplir el objetivo de cero accidentes por minas, bombas y explosivos sin detonar.
Hace ya más de una década, en 2010, fue lanzado el Programa Nacional de Acción contra las Minas con el propósito de movilizar recursos nacionales e internacionales para minimizar los peligros de las municiones sin estallar y crear un entorno seguro en favor del desarrollo socioeconómico.
Así, entre 2010 y 2020 el conocido como Programa 504 ayudó a limpiar casi 500 mil hectáreas contaminadas y a destruir cientos de miles de bombas y minas sin detonar, para lo cual se requirieron 437 millones de dólares aportados por las arcas del Estado y la ayuda no reembolsable de donantes extranjeros.
Entre estos últimos figuran dos organismos de Naciones Unidas: el PNUD y Unicef, el Grupo Asesor sobre Minas con sede en el Reino Unido, Norwegian People’s Aid (una de las tres organizaciones humanitarias de remoción de minas más grandes del mundo), y PeaceTrees y Clear Path International, ambas de Estados Unidos.
Además se contó con el valioso aporte de la Agencia de Cooperación Internacional de Corea del Sur y los gobiernos de Australia, Rusia y Alemania.
Según el viceministro de Defensa y jefe del Comité Directivo sobre la superación de las consecuencias de las bombas y minas sin explotar y las sustancias químicas tóxicas de la posguerra, Hoang Xuan Chien, en el período 2021-2025 se pretende descontaminar anualmente 75 mil hectáreas.
De ahí que en una reciente reunión con el embajador de Estados Unidos aquí, Marc E. Knapper, el alto oficial insistiera en la necesidad de que ese país amplíe el alcance del apoyo a otras áreas contaminadas por minas y bombas fuera de las provincias centrales.
Vietnam, aseguró Xuan Chien citado por medios nacionales de prensa, continuará creando condiciones favorables y trabajará en estrecha colaboración con sus socios estadounidenses para que las actividades de cooperación resulten efectivas y logren los objetivos establecidos.
Por eso, expresó la esperanza de que Washington continúe brindando financiamiento a largo plazo a su país y ayude a acelerar el tratamiento de las consecuencias de las bombas, minas y artefactos explosivos remanentes de la guerra, lo que contribuirá a poder generar nuevos medios de subsistencia para sus habitantes.
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