Mediante un mensaje en la red social Twitter, en el que anunciaban el comienzo del proceso formal para su adhesión, Lula escribía «orgulloso de ser suramericano», junto con las banderas de las naciones que conforman el bloque: Argentina, Bolivia, Guyana, Surinam y Venezuela.
Publicado en el Diario Oficial de la Unión, la disposición brasileña pasa a valer en 30 días, es decir, a partir del 6 de mayo.
A través de plataformas digitales, el derrotado mandatario Jair Bolsonaro comunicó en 2019 que su país se retiraría de la unión, fundada a partir de un Tratado Constitutivo firmado en mayo de 2008 por los gobiernos de Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, Guyana, Paraguay, Perú, Surinam, Uruguay y Venezuela.
«En 2010, la unión estaba compuesta por los 12 Estados de América del Sur y con una población de casi 400 millones y habitantes. Desde entonces, algunos países se retiraron de la Unasur, principalmente debido a divergencias políticas. La salida de Brasil ocurrió en 2019 por decisión del gobierno anterior», señala ahora la actual administración.
Según el anuncio del Gobierno, así como Brasil, Argentina también comunicó que volvía a la alianza integradora.
El exgobernante colombiano Ernesto Samper, secretario general de la Unasur, ponderó las dos recientes adhesiones que «devuelven la esperanza de volver a trabajar juntos por temas comunes de la región como la transición ecológica, la soberanía alimentaria o la inteligencia artificial».
Lula defendió el 16 de marzo el fortalecimiento del Mercado Común Sur (Mercosur), la reorganización de la Unasur y el perfeccionamiento de la política de relaciones exteriores.
«No es posible imaginar un país rico rodeado de pobres de todos lados. Brasil, como hermano mayor de los países de América del Sur, tiene que tener la responsabilidad de hacer que los otros crezcan con nosotros», afirmó el exsindicalista en la ciudad sureña de Foz do Iguaçú junto a su par paraguayo, Mario Abdo Benítez.
En el acto de toma de posesión del economista Enio Verri como director nacional de la central hidroeléctrica Itaipú Binacional, remarcó que Brasil «necesita combinar el crecimiento económico con el avance social de sus socios y tener la grandeza de compartir con los vecinos todo lo que suceda de bueno con los brasileños».
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