Una semana después que el extornero mecánico Luiz Inácio Lula da Silva fuera investido presidente, un hormiguero de adeptos radicales de su predecesor, el ultraderechista Jair Bolsonaro, invadieron y saquearon en esa fecha el Congreso Nacional, el Supremo Tribunal Federal (STF) y el Palacio del Planalto, sede del Poder Ejecutivo.
Armados de palos y piedras, los inconformes con la victoria en urnas del líder progresista pedían a gritos intervención militar en la plaza de los Tres Poderes en Brasilia, donde rechazaban la asunción al poder de Lula.
Los 80 militares fueron citados la semana pasada y entre ellos figuran el general Gustavo Henrique Dutra de Menezes, quien encabezó el Comando Militar del Planalto, y el teniente coronel Jorge Fernandes da Hora, al frente del Batallón de la Guardia Presidencial.
Hombres de confianza de Bolsonaro, ambos estaban en los cargos durante el campamento de partidarios extremistas del exmandatario en el Cuartel General del Ejército en Brasilia, de donde salió la mayoría de los participantes en la irrupción violenta y depredación de los edificios públicos.
También del reducto castrense salieron la bomba y los hombres que colocaron el 24 de diciembre último el artefacto bajo un camión cargado de queroseno de avión, cerca del aeropuerto de Brasilia, así como los involucrados días antes en el intento de penetración en la sede de la PF y la quiebra en el área central de esta capital.
El juez Alexandre de Moraes, del STF, decidió en febrero que le cabe a esa corte juzgar a los militares eventualmente involucrados en los actos.
Al pedir permiso al magistrado para los interrogatorios, la PF alegó que agentes interrogados de la Policía Militar (PM) apuntaron hacia una «posible participación u omisión de los militares del Ejército brasileño» en las acciones antidemocráticas.
Se trataría, realmente, de integrantes del Gabinete de Seguridad Institucional y del Batallón de la Guardia Presidencial, que cuidan el núcleo duro del Ejecutivo, incluyendo al presidente Lula.
El exdirigente obrero manifestó en enero estar convencido de que mucha gente de la PM del Distrito Federal y las Fuerzas Armadas fue connivente con los atacantes que penetraron por la fuerza y saquearon las sedes de los Tres Poderes.
Videos realizados durante el día, marcado en negro en la historia nacional, revelan cómo los militares del Ejército intentaron obstaculizar la acción de los policías, incluso, se aprecian altercados entre agentes y soldados, que parecían querer proteger a seguidores de Bolsonaro.
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