En las dos últimas semanas las estadísticas del CPCE reflejaron una marcada, y alentadora, tendencia a la baja tanto en los decesos, como en las cifras de los contagios en un contexto marcado por las desventajas de este continente en términos de sistemas sanitarios, condiciones ambientales y conflictos sociales, políticos y militares.
El reporte del ente sanitario continental correspondiente a las últimas 24 horas señala que los acumulados de contagios y muertes llegaron, los primeros, a cuatro millones 732 mil 254 por la incorporación de 11 mil 351 nuevos infectados; y los decesos a 127 mil 484, de ellos 238 la víspera.
Sin embargo, las estadísticas pueden ser engañosas, refiere un despacho de la corresponsal de Prensa Latina en Angola, según el cual la mitad de los pacientes muertos no recibió oxígeno y apenas 10 por ciento de los enfermos graves fue sometido a diálisis renal.
Habida cuenta de esos elementos, la realidad de los estragos de la pandemia en África en rigor solo saldrá a la luz cuando retorne la calma después del cataclismo humano, económico y social desatado por la aparición en el continente del SARS-CoV-2 y sus mutaciones, causantes de la letal dolencia.
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