Wang Wenbin, vocero del Ministerio de Relaciones Exteriores, pidió garantizar el acceso abierto y justo para las compañías domésticas, en vez de obstaculizar la cooperación normal con barreras alentadas por posiciones políticas.
También urgió a Berlín a ver los nexos comerciales de forma práctica, objetiva y racional, y no permitir que preocupaciones de seguridad entorpezcan su desarrollo.
Wang respondió así a la decisión de Alemania de revisar la compra por parte de la firma china Cosco de una participación del 24,9 por ciento de una de las terminales de contenedores del puerto de Hamburgo, el más grande del territorio europeo.
La adquisición se completó en octubre último y permite a Cosco gestionar la instalación, sin la posibilidad de inmiscuirse en su gobernanza o en la toma de decisiones estratégicas.
Ese tema fue usado en la fuerte campaña en contra del viaje aquí del canciller federal alemán, Olaf Scholz, en noviembre pasado.
Sus detractores lo presionaron con no “doblegarse” a Beijing y vieron en la negociación del puerto de Hamburgo una supuesta amenaza a la seguridad de información comercial y la posibilidad de que China lo use para “cercar” y “chantajear” a Europa, si tuviera una guerra con Estados Unidos.
Alemania trabaja actualmente en la reconfiguración de su política comercial con el gigante asiático y muchos sectores quieren reducir la dependencia de este mercado.
Este jueves la ministra de Relaciones Exteriores, Annalena Baerbock, comenzará aquí una visita de dos días para encabezar el sexto encuentro estratégico sobre diplomacia y seguridad, y conversar con su homólogo anfitrión, Qing Gan, sobre cuestiones bilaterales y el conflicto Rusia-Ucrania.
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