Ese centro urbano, 40 kilómetros al sur de esta capital, fue escenario de manifestaciones en las calles y en el campamento de refugiados palestinos de Ain al-Hilweh.
En todos los casos había regocijo por un alto el fuego, tras 11 días de un intercambio de disparos coheteriles entre el movimiento Hamas, en la sitiada Franja de Gaza, y las Fuerzas de Defensa de Israel.
Como resultado de los bombardeos, el cercado territorio palestino registró 232 muertes, incluidos 63 niños, mientras que en la contraparte solo hubo 12 fallecidos, un niño entre ellos.
A las caminatas en la sureña ciudad libanesa las acompañaron caravanas de vehículos que portaban banderas palestinas y sus participantes coreaban canciones y consignas por Palestina, Jerusalén y Gaza.
Desde el 10 de mayo último, la Resistencia Islámica de Palestina, Hamas, la Jihad islámica y otros grupos opuestos a la ocupación israelí, respondieron a los atropellos y masacre cometida por colonos judíos contra árabes en Jerusalén.
Un tribunal de Tel Aviv aprobó el desalojo de vecinos árabes en el barrio de Sheik Jarrah, en Jerusalén este, para reasentar a judíos.
Las fuerzas de seguridad de Israel y colonos arremetieron contra quienes intentaron rezar en la mezquita de Al Aqsa, en Jerusalén, con motivo del mes sagrado musulmán de ramadán.
Después de tales desmanes, comenzaron los disparos de la Resistencia contra intereses israelíes en territorio ocupado y el régimen sionista respondió con redadas aéreas y disparos de tanques contra posiciones civiles en la Franja de Gaza.
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