En la acusación, la vicefiscal general de la República, Lindôra Araújo, pide la condena de Moro, al citar como agravantes que el supuesto crimen ocurrió contra un funcionario público, en presencia de varias personas y contra una persona mayor de 60 años.
Si el Tribunal de Justicia está de acuerdo con la Fiscalía, Moro puede incluso ser detenido después de cualquier proceso.
Araújo también demanda una eventual pérdida del mandato si la pena es de prisión en plazo superior a cuatro años.
La manifestación de la Fiscalía afloró el viernes después que el ministro activara a la Procuraduría General de la República contra el senador.
En la representación, el abogado de Mendes, Rodrigo Mudrovitsch, hace mención a un reportaje de la revista Veja.
La publicación divulgó un video en el que Moro, en un evento social, respondió a una línea que menciona un posible soborno a alguien.
«No, eso es fianza… instituto… para comprar un hábeas corpus de Gilmar Mendes», apunta.
En una nota, el exmagistrado aclara que se utilizaron fragmentos del audiovisual que fueron editados y no hizo ninguna acusación contra Mendes.
Para la Fiscalía, «al atribuir falsamente la práctica del crimen de corrupción pasiva al ministro del Supremo Tribunal Federal Gilmar Ferreira Mendes, denunciándolo Sérgio Fernando Moro actuó con la clara intención de macular la imagen y el honor objetivo del ofendido, tratando de desacreditar su actuación como magistrado de la más alta corte del país».
Moro adquirió reputación nacional e internacional al comandar, entre marzo de 2014 y noviembre de 2018, el juicio en primera instancia de los delitos identificados en la desarticulada operación judicial Lava Jato.
Sin pruebas, el exmagistrado sancionó al presidente Luiz Inácio Lula da Silva en 2017 a nueve años y seis meses de prisión por supuesto actos de corrupción.
Luego desistió al cargo de juez y ese mismo año fue nombrado ministro de Justicia por el político ultraderechista Jair Bolsonaro, quien ganó las justas comiciales.
Más tarde Moro dejó el cargo después que el exgobernante removiera sin consultarlo al director de la Policía Federal, Maurício Valeixo, un hombre de su confianza.
Durante su pronunciamiento de abdicación, Moro afirmó que le prometieron carta blanca para trabajar.
La cesantía acrecentó la tensión entre Bolsonaro y Moro, quien amenazó con entregar el puesto si despedían a Valeixo, como definitivamente ocurrió.
En las elecciones de octubre, el exjuez obtuvo un escaño en el Senado por el partido de centroderecha Unión Brasil.
jcm/ocs