El 15 de abril último, Polonia y Budapest comunicaron la primera de estas medidas, extendida inicialmente hasta el 30 de junio venidero y que incluye la comercialización de alimentos de origen vegetal y animal.
En este sentido, el ministro de Agricultura de Hungría, Istvan Nagy, manifestó que su país espera la adopción de acciones por la Unión Europea en apoyo a los agricultores locales y la revisión del reglamento de importaciones provenientes de Ucrania, libres de aranceles aduaneros.
Según el titular, los trabajadores perdieron hasta un 30 por ciento de sus ingresos como consecuencia de la llegada de los granos desde Kiev y, sumado a ello, ese país, con franquicias durante el año pasado, desplazó los productos húngaros de sus mercados tradicionales.
Además de cereales y aceites, contemplados en la estrategia previa, la lista añade ahora carne de ganado bovino, cerdo, cabra, oveja y aves; hortalizas frescas y en forma de conservas; azúcar de caña y de remolacha; harina de diversos granos y sus derivados; vino y mosto de uva.
Con anterioridad a esta disposición, establecida hasta el próximo 1 de julio, el secretario de Estado del Ministerio de Agricultura, Sandor Farkas, advirtió sobre una posible prórroga si el bloque regional no adopta iniciativas para la salvaguarda de los agricultores húngaros.
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