«Tuve una larga y buena conversación con el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau. Hablamos sobre desarrollo sostenible y lucha contra el cambio climático. También hablamos sobre la guerra en Ucrania y la importancia de la paz. E invité a Trudeau a venir a Brasil», publicó Lula en una red social.
Al agradecer el convite, Trudeau expresó su deseo de dialogar con el fundador del Partido de los Trabajadores en la reunión del G7, prevista del 19 al 21 de mayo, en la ciudad japonesa de Hiroshima.
Compuesta por Japón, Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia y Reino Unido, la cumbre reúne a los siete países más industrializados del mundo.
La presencia de Brasil este año rompe con más de una década de falta de invitaciones para participar en el encuentro.
El primer ministro canadiense fue uno de los primeros líderes internacionales en defender el resultado de las elecciones presidenciales brasileñas de 2022.
Después de las manifestaciones antidemocráticas del 8 de enero en Brasilia, el educador de profesión utilizó también sus redes sociales para condenar el «comportamiento violento» de los adeptos radicales del derrotado mandatario Jair Bolsonaro que invadieron y saquearon las sedes del Congreso Nacional, la Corte Suprema y el Palacio Presidencial en esta capital.
De igual manera, Trudeau demostró su apoyo a Lula y a las «instituciones democráticas de Brasil».
Según el Gobierno, la llamada duró más de una hora y, más temprano, los dos líderes participaron de forma virtual en el Foro de Principales Economías sobre Energía y Clima, convocado por el Gobierno de Estados Unidos.
En esa cita, el presidente estadounidense, Joe Biden, comunicó que solicitará al Congreso de su país un aporte 500 millones de dólares para el Fondo Amazónico.
Costeado por Noruega y Alemania, este mecanismo financia proyectos que apuntan a la preservación de la selva y el desarrollo sostenible de la región.
Fue paralizado durante el gobierno de Bolsonaro (2018-2022), que desestructuró órganos de control y supervisión en el área ambiental.
Tras asumir el poder el 1 de enero, Lula prometió que reanudaría el uso del fondo y pidió más alianzas con la comunidad internacional.
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