En un mensaje por la celebración del fin de Ramadán (Eid Al-Fitr), el académico abogó por la cooperación para impulsar las reformas de recuperación, sin la dependencia ni instrucciones extranjeras.
Yassin indicó que la escalada del discurso de sedición y la propagación del caos de seguridad en medio del colapso deben comprometer a los partidos y movimientos a un verdadero diálogo con el fin de preservar la soberanía de la patria.
Al mismo tiempo, llamó a abandonar el intercambio de acusaciones en lugar de acudir al entendimiento para desarrollar soluciones y no rendir a la nación en el vacío de poder.
En esta línea de pensamiento, el vicepresidente del Consejo Ejecutivo de Hizbulah, Ali Damoush, lamentó que los libaneses aún no aprovechen los cambios en la región y el acercamiento entre sus países.
Puntualizó que hoy todos advierten contra prolongar la vacancia y dar prioridad a lograr las elecciones presidenciales, «pero ninguno del otro partido muestra flexibilidad» para pactar un jefe de Estado.
Sobre este tema, Damoush manifestó que los bloques parlamentarios que rechazan el diálogo se aferran a sus convicciones y opciones divergentes y no muestran voluntad de cooperar para lograr este mérito.
El representante de la Resistencia islámica libanesa subrayó que las fuerzas políticas rígidas en sus opiniones deben ceder y pactar con el resto de los partidos para nombrar un candidato consensuado, capaz de unir a los libaneses y salvar al país.
De acuerdo con analistas, Líbano sufre la agudización de la crisis económica y financiera, a la espera de que algún recién llegado regional acelere el ritmo de comunicación y trabajo interno para motivar a las partes a converger y dialogar.
Además del deterioro de las condiciones de vida, los libaneses enfrentan desde 2019 una aguda crisis política, ejemplificada por el fracaso del Parlamento en 11 sesiones desde septiembre de 2022 para elegir al nuevo jefe de Estado.
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