Cerca de medio millar retornaron la pasada jornada, algunos de forma voluntaria, en tanto alrededor de ocho mil llegaron a Ceuta desde comienzos de semana, entre ellos al menos 800 menores.
Esa localidad junto a Melilla constituye punto de acceso a quienes desde Marruecos intentan arribar a suelo español.
La situación alcanzó su punto más álgido a mediados de semana lo que provocó fuertes declaraciones de ambos países y la intervención de la Unión Europea (UE).
De ‘agresión’ y ‘chantaje’ calificó la ministra española de Defensa, Margarita Robles, la postura del gobierno marroquí que, según sus palabras ‘pone en juego las vidas de menores dejándoles vía libre para acceder a nado a Ceuta’.
Días atrás el alto representante para la Política Exterior de la UE, Josep Borrell, subrayó la ‘dimensión’ de los incidentes que trascienden las fronteras exteriores del bloque comunitario, mientras la presidenta del Ejecutivo europeo, Ursula von der Leyen, manifestó su respaldo a España.
El presidente del Gobierno del país ibérico, Pedro Sánchez, calificó de ‘gran conflicto para el continente’ el creciente arribo de migrantes a territorios autónomos españoles.
Por la parte marroquí la embajadora en este país, Karima Benyaich, aseguró que ‘en las relaciones entre naciones hay actos que tienen consecuencias y se tienen que asumir’, con referencia a la decisión de Madrid de prestar atención médica a Brahim Ghali, líder del Frente Polisario, movimiento de liberación nacional del Sahara Occidental.
Tras una semana de tensiones bilaterales ambos países llegaron a un acuerdo para el retorno de los migrantes a la nación norafricana.
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