Surgido de la visión y sensibilidad de los comandantes Fidel Castro (1926-2016) y Hugo Chávez (1954-2013), esta iniciativa derivó de la estrategia tejida por los dos líderes históricos a través de la firma, en octubre de 2000, del Convenio Integral de Cooperación, que marcó un antes y un después en las relaciones bilaterales.
La Misión inició en los estados venezolanos de Vargas (hoy La Guaira), Miranda, Zulia, Anzoátegui, Portuguesa, Táchira y el Distrito Capital, Caracas, y cuatro años después se expandió a todo el territorio nacional, a donde comenzaron a llegar los colaboradores cubanos.
Miles de profesionales, trabajadores del sector cultural e instructores de arte de la isla desembarcaron con más amor que recursos en las comunidades de extrema pobreza, las bases de misiones sociales y urbanismos creados por la Revolución para transformar mentes y corazones.
Un testigo destacado de aquella génesis lo fue el entonces ministro cubano de Cultura Abel Prieto (1997-2012), quien cumpliendo indicaciones de Fidel viajó a Venezuela a presentarle al comandante bolivariano la Misión Cultura, que el propio Chávez bautizó como “Cultura Corazón Adentro”.
En entrevista con Prensa Latina en Caracas en marzo último, a propósito de los 10 años de la partida del líder venezolano, el actual presidente de Casa de las Américas contó cómo fueron aquellos intensos días, en los que lo impresionó mucho la relación del comandante bolivariano con la cultura.
Prieto destacó que aquellos planes muy ambiciosos, para cuya implementación contó con la ayuda de Farruco Sesto, extitular de Cultura, fueron útiles para el pueblo venezolano, y “mucha gente nuestra, instructores de arte, muy jóvenes, vivieron experiencias únicas en las zonas difíciles de este país”.
Después de una noche entera conversando con el comandante Chávez, ese día me di cuenta que, como Fidel, Chávez tenía muy claro lo que dijo el líder histórico cubano precisamente aquí: “una Revolución solo puede ser hija de la Cultura y de las ideas”, comentó el escritor cubano.
Destacó que el comandante bolivariano tenía un dominio de la cultura popular venezolana que impresionaba, lo mismo daba un discurso y decía cosas trascendentes, que de pronto cantaba una canción llanera, o declamaba de manera brillante un poema de Aquiles Nazoa o de cualquier otro gran poeta venezolano.
Esa relación de él con la cultura y su visión de verla como una fuerza emancipadora y transformadora, me impresionó enormemente, aseveró el autor del libro El vuelo del gato.
Al cumplirse 15 años de la creación de la Misión Cultura Corazón Adentro, aquellas ideas de Chávez y Fidel de llevar a los más intrincados barrios el arte, no solo contribuyó a enriquecer las mentes y corazones, sino también a cultivar la identidad nacional.
Porque como dijo Abel Prieto a esta agencia, esa iniciativa ayudó mucho a crear un clima en los barrios difíciles porque la cultura eleva la calidad y nivel de vida de la gente; influye en su conducta, en combatir las reacciones marginales de violencia y agresividad.
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