Esa es una de las conclusiones a las que arribo recientemente el exmagistrado Eugenio Chicas, al valorar el problema a raíz del incendio dentro de un centro de detención migratoria, en la urbe fronteriza de Ciudad Juárez, en México.
El migratorio es un problema complejo en el llamado Pulgarcito de las Américas, calificativo que le viene por su extensión territorial de cerca de 21 mil kilómetros cuadrados y una densidad poblacional de algo más de 300 habitantes por kilómetro cuadrado.
Aunque el gobierno del presidente Nayib Bukele intenta enfrentar el asunto facilitando la emigración legal a Estados Unidos y Canadá con visas de trabajo, eso es apenas una gota de agua en un vaso donde la salida ilegal es por mucho mayoritaria.
Datos oficiales publicados por Estados Unidos, a través de la Patrulla Fronteriza y Aduanas, aseguran los salvadoreños detenidos en la frontera sur de su territorio, y que corresponden al periodo de la administración Bukele, aumentaron en comparación al flujo ocurrido durante el gobierno anterior.
En el año 2019 los números llegaron 92 mil 351, en 2020 bajo por la pandemia a 17 mil 165, sin embargo en 2021 saltó a 98 mil 690 y en 2022 el número de detenidos llego a 97 mil 30 personas, para mostrar la tendencia a crecer.
Chicas indicó que esos datos no reflejan a los decenas de miles de salvadoreños que pudieron ingresar a territorio norteamericano sin ser detenidos, tampoco a miles que decidieron quedarse en suelo mexicano, ni otros que migraron a Reino Unido, España, Italia, entre otros.
O sea, según las valoraciones, todo eso ocurre tras un año, en el que el Régimen de Excepción puso en la cárcel a más de 67 mil 500 personas, jóvenes en su mayoría y muchos de ellos inocentes, por el solo delito de ser y parecer pobres, aseveró el exmagistrado.
Si bien la “Guerra contra las pandillas” sometió a miles de criminales y redujo una parte de los homicidios, pasamos abruptamente de la violencia criminal de las maras, a la violencia sistemática generada por agentes del Estado, lo cual, señaló, explica por qué lejos de disminuir el flujo migratorio, este es constante.
Al tema de la violencia se suma la amenaza del hambre como factor desencadenante de la emigración, pues es previsible el país enfrente una escasez de granos básicos y alimentos, a partir de agosto próximo, lo cual seguirá elevando la pobreza y la pobreza extrema, para tensar más los resortes de la emigración.
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