Labañino, quien se encuentra en México para asistir como invitado especial al XXVII Encuentro Nacional de Solidaridad con Cuba que auspicia y organiza el Movimiento Mexicano, cumple un amplio programa de trabajo que incluyó la presentación de su libro Hombre del silencio. Diario de prisión.
La bienvenida se la dieron los diputados Rubén Moreira y Yeidckol Polevnsky, presidente y vicepresidenta del grupo. Esa última, que fue una luchadora destacada durante años por la libertad de Los Cinco- presentó a Ramón de quien describió su trayectoria e hizo un resumen de lo realizado en aquello tiempos por el entones comité mexicano por la liberación de los cinco antiterroristas.
Moreira expresó su orgullo de organizar el lanzamiento del libro en nombre del grupo parlamentario y tener en las instalaciones del congreso a un héroe de la talla de Ramón Labañino.
La presentación del texto corrió a cargo del subdirector del Centro Fidel Castro, Eriel Ramírez, quien escribió el prólogo del libro.
Ramón, por su parte, explicó que Hombre del Silencio es hijo de un diario que llevó en las prisiones estadounidenses y cuando fue liberado el 17 de diciembre de 2014 junto con sus cuatro hermanos Gerardo Hernández, René González, Antonio Guerrero y Fernando González, decidió convertirlo en un libro, y después de editado y releerlo se dio cuenta de que hay muchas cosas más que contar y denunciar que merecen publicarse.
Confesó que le está pidiendo a sus cuatro compañeros que hagan lo mismo porque cada cual, al estar en prisiones diferentes, pero sin perder nunca su identificación y amor por la Revolución, tienen sus experiencias propias y en su libro él cuenta solamente las de él.
Narró cómo fue la detención de ellos el 12 de septiembre de 1998, inicio de su viacrucis, y dijo que ocurrió exactamente igual como se proyectan esos casos en las películas de Hollywood, con sirenas, luces, policías con pistolas en la mano, derribo de puertas a golpes, esposas, interrogatorios, amenazas, insultos, gritería.
También cómo intentaron chantajearlos, amenazarlos para arrancarles declaraciones falsas por la fuerza, los juicios ilegales y arbitrarios, las violaciones de sus derechos humanos y el ingreso a prisiones de alta seguridad en distintos estados para incomunicarlos, y la tortura psicológica de meterlos por tiempo en el hueco, un estrechísimo espacio donde apenas caben un camastro y un sanitario.
Explicó que a pesar de esos avatares sabían que contaban con el apoyo de Fidel Castro que movía cielo y tierra para liberarlos.
En ese plano agradeció al Congreso de México, a los comités por la liberación de Los cinco, y al Movimiento de Solidaridad, todo lo que hicieron por el grupo, y gracias a ello hoy puede contar la historia y denunciar a quienes fabricaron aquel engendro con fines políticos.
La vida demostró, dijo, que eran inocentes de las acusaciones que les endilgaban y que su lucha contra el terrorismo era justa y legítima.
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