Hoy el panorama hacia los comicios del 28 de mayo es bastante incierto. Cuando parecía que el repunto del conservador Partido Popular (PP) era sostenido, los socialistas (PSOE) del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, recobran terreno.
Sin embargo, nada es concluyente en estos momentos. Analistas consultados por Prensa Latina consideran que lo más probable será un reparto relativamente equilibrado entre el PSOE y el PP, y el foco estará en otras fuerzas de un amplio espectro.
Unidas Podemos (alianza en el Gobierno formada por Izquierda Unida y Podemos) no tiene una proyección muy definida con la aparición en el escenario del movimiento Sumar, que encabeza la vicepresidenta segunda y ministra del Trabajo, Yolanda Díaz.
Díaz, en realidad la máxima figura de Unidas Podemos en el Ejecutivo, puede ser factor importante en los conteos.
Sin embargo, también andan en esa dinámica otros grupos como el ultraderechista Vox, que aspira a ser indispensable para el PP en algunas Comunidades Autónomas (como ya lo es en Castilla y León), partidos catalanes, vascos, valencianos o madrileños.
Fuera del reparto, a todas luces, quedará el centroderechista Ciudadanos, que cada vez se parece más al PP y algunos de sus efectivos se han cambiado de filas.
Una buena noticia para la administración de Sánchez fue este viernes el reporte de un crecimiento económico de España ligeramente mejor en el primer trimestre del año hasta el 0,5 por ciento, gracias al salto de las exportaciones y la inversión empresarial.
Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), el guarismo es alentador para la economía española, 0,1 puntos superior al crecimiento del tercer y cuarto trimestre de 2022.
Aunque con algún escepticismo, otra información de peso fue la aprobación de la Ley de Vivienda en España, un viejo anhelo concretado gracias al cierre de filas de la izquierda y de otras fuerzas minoritarias, no así la derecha y ultraderecha.
De todos modos, el tablero político es muy cambiante, y ni siquiera el influyente papel de los sondeos dejará las puertas más abiertas a un pronóstico contundente.
Tampoco, habrá precisiones decisivas para lo que sucederá en noviembre, cuando deben celebrarse las elecciones generales con el Palacio de la Moncloa en juego.
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