En ese conteo aparecen además cuatro mil 600 heridos cuya atención es un enigma debido al colapso del sistema sanitario desde el inicio de la contienda hace más de 15 días, la falta de agua potable, y la inexistencia de fluido eléctrico en esta ciudad, capital del país.
Los beligerantes, el presidente del Consejo Soberano de Transición (CST), general Abdel Fattah al Burhan, y su aliado de la víspera, el caudillo de la milicia Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF, inglés), Mohamed Hamdan Dagalo, cruzan acusaciones de ruptura del cese del fuego y reivindican éxitos en el terreno.
El portavoz de las RSF anunció a través de las redes sociales el derribo de un cazabombardero del Ejército, leal al presidente del CST, cuyas fuentes ignoraron el hecho hasta el momento.
La realidad es que, en el teatro de operaciones, de momento, no hay ganador claro ni siquiera uno con ventaja mientras cada uno de los beligerantes mantiene el juramento de liquidar al otro.
Lo más significativo de la jornada, fuera de la tormenta de fuego y hierro que devasta esta capital y la ciudad gemela de Omdurmán, en la ribera este del río Nilo, es la visita a El Cairo, la capital egipcia, de un enviado del general al Burhan, quien se entrevistó con el canciller Sameh Shoukry.
La Cancillería egipcia informó que el titular recibió a Dafallah Al Hajj Ali, representante del presidente del CST de Sudán, quien le entregó un mensaje de al Burhan para el mandatario egipcio, Abdel Fattah el Sisi, cuyo contenido no fue revelado.
Egipto y Sudán tienen fronteras comunes además de una relación que se remonta a la época de los faraones.
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