Por Julio Morejón Tartabull
De la redacción de África y Medio Oriente de Prensa Latina
Un propósito de las autoridades del continente es lograr una navegación segura en sus principales vías de tránsito, el occidental golfo de Guinea y la costa oriental, donde el vandalismo es un dilema socioeconómico en el empobrecido litoral somalí.
El golfo -más de seis mil kilómetros de costa relacionado con una veintena de países desde Senegal hasta Angola- resulta un área estratégica para el transporte, ya que más del 90 por ciento de las importaciones y exportaciones africanas pasan por esa zona.
De ahí el interés de los Estados ribereños de preservar la seguridad en esa región, caracterizada además por su concentración de naciones productoras y comercializadoras de petróleo.
“Asimismo, esta región resulta crítica para la Unión Europea, dado que remite 10 por ciento del crudo y del cuatro por ciento del gas natural que necesita”, destaca esafrica.es.
Un informe indicó que en 2021 la piratería disminuyó en 58 por ciento en esa región, al registrarse 34 incidentes contra los 81 de 2020, aunque fue escenario de todos los secuestros en el mundo, con 57 casos.
El golfo de Guinea continúa identificado como uno de los lugares más peligrosos del mundo por ataques a los barcos.
En junio pasado, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas adoptó por unanimidad una resolución de condena enérgica a la piratería, el robo a mano armada y la toma de rehenes en esa zona africana.
A finales de marzo, un grupo de piratas asaltó y abordó un barco de propiedad danesa, el Monjasa Reformer, un tanquero con químicos que navegaba cerca de Punta Negra, en la República del Congo.
Aunque en su balance de 2022 la Oficina Marítima Internacional (IMB) reconoció la reducción de atracos, indicó que la región de África occidental sigue siendo riesgosa y la amenaza de los delincuentes persiste.
La fuente citó como ejemplos el secuestro de un petrolero frente a Costa de Marfil el 24 de enero y de otro buque abordado por piratas a 260 millas náuticas del litoral de Ghana.
Según un informe de IMB, en 2022 ocurrieron 19 incidentes de piratería, frente a los 35 de 2021 y los 84 de 2020 y en lo que va de 2023 el comportamiento es de una treintena de actos de piratería contra buques.
SEGURIDAD COMPARTIDA
La acción corporativa es vital en la lucha contra el vandalismo en el golfo de Guinea, donde la vigilancia es priorizada por Angola, Camerún, Gabón, Guinea Ecuatorial, Nigeria, República del Congo, Congo Democrático, y Santo Tomé y Príncipe, importantes fuentes del hidrocarburo.
Garantizar el tráfico del crudo es asunto de seguridad compartida, así como proteger el trasiego mercantil general y la vida de las tripulaciones, unido al cuidado de las aguas territoriales.
Ese contenido marcó las tareas de las fuerzas navales de los países africanos afectados que, respaldados por armadas europeas en el período 2017-2018 redujeron los delitos, aunque sin erradicarlos por completo.
“El Centro de Denuncias de Piratería afirma que en el golfo de Guinea, un área donde las acciones de los piratas habían aumentado recientemente, en los primeros tres meses de este año solo ocurrieron cinco accidentes frente a ocho en los tres primeros meses de 2022 y 16 en el primer trimestre de 2021”, cita informare.it.
Así la cooperación en el uso de la fuerza contra la delincuencia neutralizó la tendencia alcista del vandalismo, que evolucionó del saqueo de mercancías al rapto de personas para obtener el pago de rescates.
“Los piratas atacan los barcos (cargueros, petroleros, pesqueros) armados con fusiles AK 47 y lanzagranadas desde pequeños mercantes y pesqueros”, explica el profesor Fernando Ibáñez Gómez.
Sin embargo, no se descarta el interés por obtener cantidades significativas de petróleo, las cuales luego comercializan en el mercado negro.
Otro objetivo del saqueo son las embarcaciones de migrantes que con frecuencia aprehenden fuerzas navales, pero en ocasiones resultan abordadas por delincuentes que los condenan a un destino peor.
“El aumento de la violencia en los ataques a los barcos en la zona impulsó a unas 234 empresas navieras y armadoras que operan en el golfo de Guinea a firmar una declaración conjunta para pedir una coalición contra la piratería en la zona”, precisa .infobae.com.
EL LITORAL SOMALÌ
Estudiosos de la piratería en aguas africanas consideran que ese fenómeno en las costas somalíes es secuela de un “combo explosivo” que incluyó la quiebra del Estado en 1991, saqueo irracional de la riqueza marina y el empobrecimiento de los pescadores.
Además de esos componentes pueden añadirse otros ingredientes geopolíticos que hacen de ese litoral apetecible como lo confirmó el período 2005-2012, cuando los piratas secuestraron 179 barcos, el 85 por ciento liberado tras el pago del rescate.
El comercio anual por el golfo de Adén se cifra en 20 por ciento del tráfico mundial de mercancías y 30 del petróleo que consume Europa.
De ahí la suma importancia del área en el ámbito global y la necesidad de operaciones navales internacionales conjuntas; la primera ejecutada por la Unión Europea (UE) fue la Atalanta en 2008.
Atalanta es una misión militar destinada a la lucha contra los asaltos armados y la piratería en el llamado Cuerno de África, las costas de Somalia, el golfo de Adén y el estrecho de Bab el Mandeb que une el océano Índico y el mar Rojo.
El desarrollo y los frutos de tales operaciones en equipo encuentran reticencia en las poblaciones, pues la ayuda a ellas no es objetivo primordial, sino que el gasto castrense asumido supera con creces la contribución a la asistencia a la ciudadanía.
“Por ejemplo: del presupuesto de la Conferencia Internacional de Donantes de Somalia, más de tres cuartas partes corresponden al gasto militar y sólo el resto a ayuda humanitaria”, apuntó centredelas.org.
Esas acciones lograron disminuir los ataques de piratas en el golfo de Adén y el océano Índico noroccidental.
En diciembre pasado, la UE aprobó la extensión del mandato de la operación Atalanta hasta el 31 de diciembre de 2024, pero modificada, con un enfoque más policial que militar que se ampliará contra ilegalidades como trata de personas y contrabando de drogas.
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