En su más reciente boletín, la institución dio a conocer que el cono retornó a un nivel de actividad diaria dentro de sus parámetros normales, según los registros de las redes de monitoreo sísmico, de infrasonido, cámaras web, los reportes de observadores de campo e imágenes satelitales.
Las explosiones débiles, precisa el Insivumeh, continúan ocurriendo a un ritmo de tres a cinco por hora con columnas de ceniza hasta los cuatro mil 600 metros sobre el nivel del mar.
El viento dispersa ceniza hacia el oeste a distancias de 30 kilómetros o más y permanecerá suspendida en el ambiente con afectaciones a las comunidades cercanas.
Se espera que en las próximas horas y días sigan las explosiones acompañadas de algunos retumbos, así como el descenso de avalanchas débiles, moderadas y fuertes por el desprendimiento del material acumulado en la parte alta del edificio volcánico.
El ente científico aclara que las lluvias previstas podrían favorecer el desarrollo de lahares en las barrancas del volcán, especialmente en Ceniza, Las Lajas, Santa Teresa y Seca.
Aunque la actividad del coloso disminuyó, el Insivumeh mantendrá la vigilancia preventiva tanto visual como instrumental en la zona donde está ubicado, entre los departamentos de Sacatepéquez, Escuintla y Chimaltenango, al centro-sur del país.
Más de mil personas fueron evacuadas para evitar una tragedia y la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres emitió alerta naranja a nivel nacional.
Asimismo, el Ministerio de Salud Pública movilizó su persona para ofrecer atención médica y psicológica en el albergue acondicionado en el Polideportivo del municipio de Santa Lucía Cotzumalguapa, Escuintla.
En el lugar se identifican los grupos vulnerables, niños menores de cinco años, mujeres en edad fértil, embarazadas y mayores de edad, detallaron autoridades sanitarias.
El de Fuego es un estratovolcán, considerado como el más activo de Centroamérica.
En junio de 2018, ocurrió una de las erupciones más violentas con saldo de 165 fallecidos y 260 desaparecidos, según cifras oficiales, aunque organizaciones independientes calcularon muchas más víctimas, tras la desaparición de aldeas completas bajo lava y ceniza.
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