El juicio tendrá lugar en el pleno virtual de la corte, formato de deliberación en el que los ministros depositan sus votos en una página del STF en Internet, sin la necesidad de una sesión presencial o por videoconferencia. La deliberación finaliza el 15 de mayo.
Tal escudriñamiento es realizado por los jueces caso por caso, es decir, la situación de los acusados se analiza de forma individual. Desde este martes sería el examen de otros 250 expedientes.
Si las denuncias son recibidas, los inculpados pasan a responder a una acción penal en el juzgado superior.
Hasta la fecha, el Supremo acusó a 300 personas de participar en acciones antidemocráticas en dos escrutinios anteriores, iniciados desde finales de abril.
El juicio de un tercer bloque de denuncias, esta vez contra 250 sujetos, terminó a las 23:59, hora local, de este lunes.
Respecto a estos casos, el ministro Alexandre de Moraes, relator de los procesos en el STF, eligió en el sentido de abrir las acciones penales.
Con votos de seis a uno, STF forma mayoría para hacer reos a 250 acusados.
De los procesos pautados, 225 son contra vándalos que invadieron los edificios del STF, del Congreso Nacional y del Palacio del Planalto, sede del Poder Ejecutivo. Otros 25 enfrentan acusaciones de incitar las protestas violentas.
La Fiscalía cita crímenes como asociación criminal, golpe de Estado, deterioro de patrimonio derribado, daño calificado e incitación al crimen.
Hasta la fecha, el Ministerio Público Federal denunció a mil 390 personas. Por ahora, ninguna autoridad fue acusada formalmente.
La cartera aún investiga si los agentes públicos se omitieron durante los hechos antidemocráticos o hubo connivencia con los golpistas.
El derrotado mandatario Jair Bolsonaro es uno de los investigados y declaró ante la Policía Federal la semana pasada.
Grupos de adeptos radicales del exmilitar inconformes con el resultado de las elecciones de octubre, ganadas por el presidente Luiz Inácio Lula da Silva, se instalaron en carpas durante dos meses frente al Cuartel General del Ejército en Brasilia.
Estimulados por discursos de odio, el campamento acudió a la violencia y resultó la base de los ataques terroristas del 8 de enero contra las sedes de los tres poderes en Brasilia.
oda/ocs