Según señaló el Comité de Recursos Hídricos provincial, que reúne a los interlocutores implicados en la gestión de la sequía (ayuntamientos, expertos, asociaciones, ciudadanos y organismos estatales), la situación que sufre el territorio es de una intensidad y duración que no tienen equivalente desde el inicio de los registros meteorológicos (1959) «y probablemente más allá».
Así, el déficit pluviométrico de los últimos doce meses se sitúa entre un 60 y un 65 por ciento por debajo de lo habitual, y el registro observado de ríos, embalses y aguas subterráneas, es “particularmente problemático”.
Debido a esta “crisis de sequía” el decreto emitido hoy por la prefectura provincial estableció el nivel máximo de «alerta reforzada» hasta el 13 de junio, y afectará a las cuencas y capas freáticas de los dos principales ríos, donde se concentra la actividad agrícola, así como al borde costero donde se encuentran las estaciones balnearias de Argeles, Collioure o Canet-en-Roussillon.
Para evitar los usos indebidos de agua, el documento pidió «esfuerzo colectivo», con el fin de «conseguir el máximo ahorro de agua con el mínimo impacto económico, social y medioambiental» y garantizar, hasta el final del verano, los usos prioritarios, “en particular el agua potable y la seguridad contra incendios”.
Entre las prohibiciones establecidas figuran las de regar espacios verdes, jardines y huertos, así como el lavado de todo tipo de vehículos por particulares, el llenado y rellenado de todas las piscinas y estanques de uso privado, e incluso la venta, cesión, alquiler o instalación de estos elementos de ámbito particular.
Por su parte las actividades agrícolas y ganaderas también contarán con restricciones, dependiendo tanto del tipo de extracción de las aguas subterráneas como de los distintos sistemas de riego, o la tipología de los cultivos.
El ministro de Agricultura, Marc Fesneau, visitó el pasado sábado el departamento y prometió a los agricultores indemnizaciones por las pérdidas sufridas a causa de la sequía excepcional, comparándola con la crisis del Covid-19, “cubriremos la pérdida de cosechas o la pérdida de fondos”, anunció.
La falta de precipitaciones también está provocando la desecación de la vegetación fácilmente inflamable, lo que mantiene a los bomberos en alerta máxima.
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