Al inaugurar la IX Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de la AEC, Sabonge exhortó a manejar a nivel de Gran Caribe los problemas comunes que enfrentan mediante el esfuerzo mancomunado de países miembros, asociados, observadores y la banca de desarrollo.
Y esa necesidad se debe, apuntó, a que los retos actuales no conocen fronteras geopolíticas, ni regímenes de gobierno, ni ascendencia cultural o étnica, pues afectan por igual a los países sancionados y no sancionados entre nosotros, a los más pequeños y más grandes, a los más ricos y los más pobres, a los más y menos endeudados.
«Los desastres que asaltan nuestro Caribe con mayor intensidad y frecuencia nos obligan a emprender medidas de construcción de resiliencia que salvaguarden a todos nuestros pueblos y no solo a algunos de ellos», puntualizó.
A juicio de Sabonge, la conceptualización del organismo de cooperación y consulta, así como las decisiones tomadas por los fundadores resuenan con asombrosa relevancia y claridad, sobre todo en el reciente contexto global y regional, marcado por las amenazas del cambio climático, la pandemia de la Covid-19 y los conflictos geopolíticos.
En ese sentido, exhortó a los Jefes de Estado y de Gobierno presentes aquí a idear soluciones regionales que agreguen valor a los esfuerzos subregionales, nacionales e incluso globales, y propuso la organización de una campaña política coherente para designar al Mar Caribe como un área especial y traducir este reconocimiento en un escudo de protección.
En su intervención, el secretario general de la AEC planteó la necesidad de contar con un sistema financiero internacional que reconozca la realidad del Gran Caribe.
«Un sistema inclusivo y justo, donde lo más importante sea el desarrollo humano y que reconozca los desafíos del cambio climático para los que ya éramos más vulnerables» precisó.
En cuanto al principal obstáculo para acceder a las principales cadenas de valor global y mejorar el comercio intrarregional, Sabonge mencionó la falta de conectividad tanto física como digital, cuya solución tendrá un impacto positivo en la seguridad alimentaria regional y el progreso del turismo, la industria que más desarrollo genera a los países más pobres.
Por último, insistió en la necesidad de contar con un plan estratégico para la AEC que defina su destino y papel en la arena internacional, además de validar su existencia y alcance futuro, una iniciativa que dejó en el tintero a los Jefes de Estado y de Gobierno que hoy aprobarán los documentos rectores y la Declaración de Antigua.
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