En el Día Internacional del Reciclaje, esa entidad señaló que el grave problema se comenzó a generar desde 2008 sin ninguna reacción por parte de los encargados de proteger el entorno natural y en la actualidad constituye una vergüenza nacional.
Pamela Poo, directora de políticas públicas e incidencia en la Fundación Ecosur, señaló que la principal responsabilidad recae en la industria de la moda en su peor versión, al implantar en muchas partes la lógica masiva de usar y botar.
Generar el deseo compulsivo de consumir y recambiar de forma continua es sostenible para las grandes empresas, pero dañina en el medio ambiente pues provoca una gigantesca cantidad de desechos, dijo la activista.
La ropa depositada de forma indiscriminada en Atacama tiene su origen en Europa y Estados Unidos y llega a Chile debido a la débil legislación local en materia de importación de prendas de segunda mano.
Estos productos entran en contenedores por la zona franca de Iquique donde funcionan más de medio centenar de empresas importadoras que seleccionan y desechan entre el 50 y el 70 por ciento del cargamento, equivalente a unas 20 toneladas diarias, señaló Poo.
Todo eso va a parar al desierto de Atacama donde daña los ecosistemas y organismos propios del lugar, así como a la población aledaña por la proliferación de vectores, incendios y emisión de gases contaminantes.
La Fundación Ecosur llamó a las autoridades a legislar y prohibir el ingreso de ropa usada inutilizable o, en todo caso, responsabilizar a los importadores por el destino final de estos artículos.
También pidieron crear programas educativos sobre consumo responsable y el cuidado de la naturaleza.
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