En soportes diversos, el creador exhibe -desde el brillo y la originalidad- paisajes, frases, monumentos, personas, y atrapa las singularidades de los objetos representados mediante una herramienta rotativa llamada ‘mototool’ y la destreza de la mano alzada.
‘Cada pieza posee una textura rugosa y bien palpable sobre el cristal trabajado. Y, si bien no tengo una fuente de inspiración concreta, mi familia constituye el motor impulsor de mis creaciones. Otras veces son mis amigos, artistas y artesanos quienes iluminan mi obra’, reconoció Matos Collazo en entrevista con Prensa Latina.
Recientemente, incorporó a su catálogo la arquitectura colonial de La Habana, y desde la paz, la música y un espacio ventilado e iluminado —imprescindibles para su concentración— inmortaliza los valores patrimoniales de la Ciudad Maravilla. ‘Trabajo desde la casa y prefiero, casi siempre, el horario de la madrugada’.
Ese diseño único y específico parte, a veces, de las fotografías aportadas por los clientes y la espontaneidad de momentos cotidianos. La duración del proceso para concebir una obra depende de la dificultad y el nivel de detalles de la imagen.
‘Una frase puede demorar dos o tres horas, mientras que un retrato tarda días. Si hablamos de edificaciones la ejecución toma semanas. Otro aspecto que incide es el tamaño: no es lo mismo un grabado en una copa que en un espejo o un paño de puerta’, explicó.
Desde finales del año 2019, fecha del comienzo, calcula la realización de 70 a 75 grabados de diversas formas y volúmenes —un promedio de cuatro o cinco retratos mensuales y cuatro o cinco trabajos semanales de letras, frases y logotipos— y en soportes tan diversos como vidrio, metal blando, aluminio, piedra, mármol, acrílico, plástico y madera.
Las características de su labor requieren la constante protección de ojos, nariz y boca. De ahí, que emplee en la dinámica diaria unos espejuelos especiales con aumento y luz incorporada y las mascarillas —utilizadas actualmente también como medida contra la Covid-19— para alejar el polvo de las vías respiratorias.
La peculiaridad de su arte radica en la incorporación de herramientas como el mototool o taladro pues, con anterioridad, era imprescindible el manejo de ácidos, polvos de esmeril y aire comprimido. Sumado a que este tipo de grabado es doméstico, no industrial y, por tanto, menos peligroso para la salud.
‘Con el aumento de las facilidades para el acceso a internet en Cuba investigué y busque mucha información sobre esa práctica que para mí era singular, llamativa y espectacular. Poco a poco aprendí las técnicas y descubrí nuevas maneras de hacer’, recordó.
Matos Collazo proyecta la enseñanza de sus habilidades, idea el establecimiento de un negocio propio y la superación constante. ‘Actualmente, espero mi incorporación a la Asociación Cubana de Artesanos y Artistas y, aunque es difícil por el tema de la pandemia, participo en exposiciones y concursos nacionales y foráneos de manera virtual’, concluyó Matos Collazo.
msm/dgh