De acuerdo con reportes locales, los individuos ingresaron al complejo a través de la Puerta Marroquí en grupos y realizaron rituales allí con el cuidado de las fuerzas militares israelíes.
El departamento de Dotaciones Islámicas de Jerusalén declaró que decenas de colonos asaltaron el sagrado recinto, organizaron recorridos provocativos en sus patios y efectuaron rituales en el área de Bab Al-Rahma, al este de la mezquita.
La policía de ocupación impone restricciones a la entrada de fieles a Al-Aqsa, verifica sus identidades y detiene a algunos de ellos en las puertas exteriores.
Ante este escenario, los habitantes de Jerusalén denunciaron los peligros de las prácticas del régimen y sus colonos y esquemas de judaización.
Desde 2003, las autoridades israelíes permitieron la entrada de colonos en el complejo casi a diario, excepto los viernes, el día musulmán de descanso y culto, precisó la agencia Wafa.
Por su parte, el Departamento Islámico de Awqaf, la autoridad jordana a cargo del lugar sagrado, calificó la presencia de los colonos en Al-Aqsa como provocativa, al asegurar que los fieles palestinos y los guardias en la mezquita se sienten incómodos con la presencia de las uniformados israelíes.
Los movimientos y frentes de resistencia enfatizaron que la ocupación tiene toda la responsabilidad por las repercusiones de la continua violación de la santidad de Al-Aqsa y la provocación de los sentimientos del pueblo palestino.
El ente de Tel Aviv capturó Jerusalén Este, donde se encuentra Al-Aqsa, durante la Guerra de los Seis Días en 1967 en un movimiento nunca reconocido por la comunidad internacional.
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