La decisión se tomó en una reunión del Comité Central del Partido Comunista que encabezó el líder de la agrupación y presidente del país, Xi Jinping, y donde se analizaron reportes con las estrategias a implementar en 2021-2025 para atender el envejecimiento poblacional.
De acuerdo con lo trascendido hasta el momento, las autoridades debatieron también sobre medidas para incentivar los nacimientos y garantizar un balance a largo plazo en el crecimiento de la población.
Hicieron hincapié en la necesidad de elevar la edad de jubilación y optimizar el sistema de seguridad social.
China publicó el pasado día 11 los resultados del séptimo censo y desde entonces son foco de análisis dentro y fuera del país, porque revelaron que es aún es la nación más poblada del planeta con mil 411,78 millones de habitantes, pero la expansión en la última década fue lenta y el declive demográfico podría comenzar en 2022.
El estudio también registró la llegada al mundo de solo 12 millones de bebés en 2020, o sea, la caída por cuarto año consecutivo, así como el alza a 264,02 millones de individuos mayores de 60 años, quienes ahora representan el 18,7 por ciento de la ciudadanía.
Corroboró los vaticinios sobre la tendencia decreciente en el índice de neonatos respecto a 2019, cuando nacieron 14,65 millones.
Antes en 2018 vinieron al mundo 15,23 millones de bebés, mientras en 2017 la cifra fue de 17,2 millones y se ubicó en 17,86 millones durante 2016, el año en que cesó la política sobre el hijo único.
Expertos enfatizan en el impacto negativo en la economía y la seguridad social del fenómeno y urgen al Estado a dar solución a problemas citados por los matrimonios chinos en su negativa a ampliar la prole.
Por lo general, las parejas mencionan los altos costos que implican mantener a un bebé, el precio de las viviendas, la poca disponibilidad de guarderías y la educación.
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